Ante el día internacional de las personas con discapacidad, 3 de Diciembre de 2011

Valoramos y reconocemos los avances que se van produciendo en la conciencia universal, en la lucha por la justicia y la libertad y cómo se va teniendo una mayor sensibilidad ante los derechos humanos. En línea con la declaración Universal de los Derechos Humanos, el Programa de Acción Mundial para las Personas con Discapacidad de 1982, así como la Convención de Derechos de las Personas con Discapacidad aprobada por la ONU en 2006, son una buena muestra de ello. Esto tiene que verse reflejado en medidas eficaces para la plena participación de las personas con discapacidad en la vida social y el desarrollo. Es decir, en mejorar las condiciones de vida para toda la población, incluidos los grupos más desfavorecidos, con una sensibilidad especial en situación de crisis económica como la que nos afecta en este momento.

Juan XXIII en la primera parte de su encíclica “Pacem in terris”, asumía lo enunciado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, destacando también “los deberes”. Sólo cuando entendemos que los derechos del otro son deberes nuestros, estamos respondiendo a la intencionalidad profunda y al espíritu de dicha Declaración Universal. Ese intercambio entre derechos y deberes crea una nueva dinámica en la que se implica todo el mundo. Así, creemos que la no exclusión de ningún colectivo o persona es el mejor (o único) motor de desarrollo humano y cambio social.

- Apoyamos la visibilidad y protagonismo de las personas con discapacidad, en lo que afecta a su propio desarrollo humano. De forma especial en mujeres y niñas, sector más castigado. Que se facilite la plena participación de todas las personas, fomentando que tomen sus propias responsabilidades y reconociéndoles todas sus capacidades en la diversidad.

- Pedimos se siga trabajando por la accesibilidad y por la eliminación de barreras de todo tipo, que impiden la presencia activa del colectivo de la discapacidad, temas ambos que han sido y son el impulso y compromiso de nosotros hacia la sociedad.

- Que se dé información sobre la repercusión y alcance de las necesidades y retos que plantea la discapacidad al mundo de hoy.

El “Dios de la Vida”, en quien creemos, encarnado en la persona de Jesucristo, se manifiesta como defensor de los que viven en condiciones más desfavorables y quiere la vida plena para todos y todas. En este compromiso quiere seguir la Fraternidad Cristiana de Personas con Discapacidad,  junto con las asociaciones de nuestro colectivo, que trabajan para que toda la sociedad mejore y recoja la diversidad humana y el desarrollo potencial de cada persona, incluida la persona con discapacidad.