Cuando el paseo es un lujo y la ruta, un cuento

Ahora sí que sí. Ahora, ya pueden pasear coches y viandantes en armónica convivencia por Padre Claret sin descoyuntar la amortiguación o las caderas.

Ha costado, pero ahí está el flamante boulevard -que a esta calle sí se le puede llamar así- con sus anchas aceras, sus bancos y arbolitos, el fabuloso pretil de vistas panorámicas y un asfaltado digno, al menos de momento. Una ruta más para disfrute de los segovianos y que se suma a la oferta turística para los viajeros.

Pero nunca la dicha es completa, y ahora que estamos de estreno en Padre Claret tenemos que lamentar la presumible reordenación de Blanca de Silos según se desgranaba de las noticias de esta pasada semana. Lamentable, porque salvo el equipo de gobierno que sigue defendiendo este “boulevard” (entre comillas porque esto no lo es) esto se veía venir.

Los últimos intentos para defender la obra ejecutada pasan por hacernos creer que se crea una nueva ruta turística desde el Regimiento hacia el Azoguejo, y… mire usted, a mi qué me expliquen qué ver y/o fotografiar en ese entorno, como no sea hacer un estudio costumbrista de la vida en un barrio de Segovia.

Me comentan que los guías turísticos también están encantados. Van a tener que tirar de imaginación para vestir este santo, bueno Santa, que nuestra venerada Santa Eulalia es la única mención reseñable del itinerario.

El caso es que para el “paseo turístico” de los miles de visitantes se ha sacrificado y puesto patas arriba el tráfico de los segovianos, que seguimos sin entender las vueltas que hay que dar por calles y callejuelas no diseñadas en origen para estos trajines.

Cierto es que el preciado turismo se torna en ocasiones molesto y diversificar las rutas supone rebajar la presión de algunas zonas, pero, la Catedral es la Catedral, el Alcázar es el Alcázar y Santa Eulalia, Santa. ¿Qué ruta ni que ruta?