WINE & SPIRITS

El despliegue de luz y color con que nos ha deleitado el Ayuntamiento en estas fechas como siempre ha generado opiniones para todos los gustos, pero es un hecho cierto que la calle está con más gente, se ven más bolsas y los datafonos empiezan a echar humo. Y esto no ha hecho más que empezar.

Inexorablemente la navidad llega, cada año más tempranera, con las compras, las cenas, los encuentros con viejos amigos y los excesos en general que nos sacan a la calle más horas y más días a pesar del frío que también suele venir ligado a ella. Y por unos días nos olvidamos de la triste realidad de ver calles desiertas con locales marchitos o directamente cerrados, agonizantes en todo caso por una competencia digital asfixiante. Fuera de la navidad nos quedamos en casa y esperamos que el Sr. Bezos nos arrope y satisfaga todos nuestros deseos.

Típico de estas fechas también es hacer balance del año casi extinto y al hilo de lo anterior los medios se han hecho eco mes a mes de esta agonía mercantil en la que se sume el comercio segoviano. Hace pocas semanas, la noticia de otro cierre comercial la protagonizaba el icónico Bazar Japón. Tras cuarenta años poniendo pilas a los relojes segovianos cesaban en su actividad y se presumía así sumar otro local a la larga lista de “Se Alquila”. Pero no. Esta vez el local no ha muerto con el negocio, lejos de ello ha renacido y rejuvenecido con un llamativo neón rojo que desdela su nueva actividad “Wine & Spirits.” Muy cosmopolita el toque inglés para esta vieja ciudad romana.

Vinos y Espirituosos para los de aquí de toda la vida. Una surtida selección de vinos de Ribera de Duero, Rioja, Rias Baixas, Toro, Porto, etc. que promete ampliarse con el tiempo. Junto con la decoración propia de las fechas que nos ocupan, también destacan los numerosos espumosos de aquí y de la Chapagna y en cuanto a los llamados espirituosos, bajo el reinado de los destilados del Eresma, el icónico DYC, conviven otros whiskis, ginebras, vodkas y licores de todos los colores.

Una nueva tienda en la avenida del Acueducto dispuesta a competir con el Sr. Bezos y saciar la sed (en este caso nunca mejor dicho) de los románticos que más allá de las navidades salen a la calle a gastar sus euritos en la ciudad que le da de comer.