Quinquilandia

Poco más se puede añadir a la cantidad de críticas vertidas tras la resaca del mercado romano del pasado fin de semana. Que si no había paso para ambulancias y servicios de emergencia; que si el Acueducto -tantas veces vetado para este tipo de eventos- se erigió protagonista en esta ocasión, pasándose por sus arcos todos los criterios de protección establecidos; que si la estética de la feria era cuando menos poco uniforme; y que en resumidas cuentas y cito textualmente, “parecía quinquilandia”.

Como comenzaba diciendo, en este sentido poco que añadir, por ello suponemos que las valoraciones positivas vendrán de la mano del consistorio y de los feriantes. De una parte, el equipo de Mazarías se congratula de la innegable cantidad de público, nativo y forastero que se paseó por el mercado, a todas “sus” luces, un éxito. Desde la mañana a la noche el gentío era incesante. Y a estas congratulaciones intuyo que deben sumarse los “quinquis”, perdón feriantes, quienes además de estar agradecidos por el privilegio de poner sus tenderetes a los pies del Acueducto y cocinar sus viandas como campistas en parajes salvajes, se les suponen unos cuantiosos beneficios.

Ahora queda ver qué criterio prima para futuras ferias, mercados y eventos. Las agraviadas mujeres rurales, artesanos y feriantes navideños entre otros, ya están deseosos de saber si ahora, se abre de nuevo la posibilidad de ubicar sus atracciones junto al majestuoso acueducto. 

En el caso del mercadillo de Navidad, tras la malograda edición del paseo del Salón, ya conocemos el anuncio del Ayuntamiento para esta ocasión, el recorrido festivo y de compras lo formarán el eje Calle Real > Plaza Mayor, sin embargo, esto del mercado romano puede suscitar de nuevo el debate: si el romano pone la barbacoa en el Acueducto ¿por qué el mismísimo Papá Noel y sus elfos no pueden amarrar allí a sus renos o freir churros? … ¿será mejor junto al románico de San Martín…?