
Hace diez años un terrible accidente de bici se llevó por delante la vida de Jaime, Jimmy el del Ojo, sin embargo, el pasado viernes en el que había sido su bar, esa luctuosa efemérides se tornó festiva con la asistencia de sus clientes y amigos de toda su vida hostelera.
El OJO de Jimmy nunca volvió a ser el mismo dejando huérfanos de bar a muchos parroquianos fieles que, sin móviles ni WhatsApp, se encontraban cada día alrededor de su mínima barra o en la puerta si el tiempo acompañaba. Todos ellos traspasaron de nuevo la puerta para encontrarse diez años después, con más tripa y menos pelo, pero con la suerte de seguir para contarlo.
Y así, como entonces, de nuevo en la puerta, corrillos de gente de la de Jimmy recreaban mil historias de El Ojo, hoy renovado y gastronómico como nunca antes lo había sido, y evocaban la figura de su anfitrión con una placa que guardará su nombre en el Ojo para siempre.
Reencuentros, anécdotas, risas y música en directo para recordar diez años después que el rincón de Jimmy siempre estará en EL OJO.





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