¡No vuelve a entrar un perro a esta casa!

Vaya por delante que yo tengo perro. Siempre he tenido mascotas y todas ellas pasaron a mejor vida siguiendo el curso de la naturaleza. Ahora, el tema de tener otro perro cuando mi Thor no me acompañe parece mucho más lejano que las mil veces que he dicho “no vuelve un perro a esta casa”.

Si, muy desafiante y taxativa ante mi prole pero nunca he conseguido llevar a efecto tales amenazas. Sin embargo ahora los astros y la Belarra se han alineado para que de verdad uno se piense muy mucho la ampliación de la familia con mascotas.

Pocos días después de entrar en vigor la nueva ley de bienestar animal, ayer mismo, leía en la prensa la primera multa impuesta a un ciudadano gallego por dejar a su perro en la puerta de la farmacia. De locos. A mí que me lo expliquen.

Más de una ocasión los amos queremos salir a la calle sin la prolongación de la correa en nuestro brazo, y ahí llega Thor o Curro o Boby, con su carita de pena y sus revoloteos según empiezas a ponerte una zapatilla. Imposible negarse.

Por otra parte, pensamos los amos “lleva ocho horas en casa (lo que es una jornada laboral) aprovecho a sacarlo, nos damos un paseo y hacemos unos recados” ¡Pues no! No se te ocurra pensar en su bienestar que no tienes ni idea.

Su bienestar es dejarlo –una vez más– en casa. Al final paseos rutinarios de cinco minutos para que el perro cumplas con sus necesidades fisiológicas y ¡chipúm! que no nos da la vida para más.

Si eso es bienestar animal para un pastor alemán que comparte piso con una familia en 90 m² que baje Belarra (al perro) y lo vea.

De locos. Como muchas otras cosas en este país se legislan prohibiendo, y por ende, multando, sin que haya alternativas para paliar lo que se quiere mitigar. En este caso el supuesto maltrato a los animales.

Como alternativa se me ocurre la graciosa idea de los “sujetacanes” (imagino que la jerga popular los bautizará con un nombre más sonoro) algo así como las gorrillas que te invitan e indican dónde aparcar a cambio de la voluntad. Seguro que más de un gorrilla se convierte en aliado de Thor, Curro y Boby mientras entra su amo a la farmacia. Y al salir, la voluntad, no queda otra.

Y para locura, locura buena, otra de las prohibiciones de la ley: las mascotas no podrán viajar en coches sin aire acondicionado” No hay problema si llevas a tu suegra, la parienta, los niños y el perro un 16 de agosto a Zafra. Si te pillan sin aire acondicionado se te cae el pelo por el perrito de la abuela. Tiene tela. Para la abuela y para ti no hay regulación al respecto, si acaso las recomendaciones típicas de la DGT y de la Agencia Estatal de meteorología que en resumen vienen siendo “vaya usted por la sombra”. De locos.

No nos olvidemos de los cursos de aptitud para tener perro (que yo sepa ningún curso para quien quiera ser padre, madre o todo a la vez) la obligación de un seguro, aunque tu perro sea del tamaño de una rata, recurrir a la psicología canina profesional si muestra dificultades en la convivencia… en fin… esta vez sí, ¡no vuelve a entrar un perro en esta casa!