La tolerancia bajo la mesa camilla

¿Se imaginan un presidente de los Estados Unidos negro? y ¿una mujer como presidenta del gobierno de España?

Si, ya sé que lo primero ya hemos tenido la ocasión de verlo, y de lo segundo, aunque parece que no, estamos menos lejos que nunca, pero las preguntas vienen al caso porque sobre todo la primera, ha sido parte del argumentario apocalíptico general y fíjense, más pronto que tarde se llegó al caso sin que fuera la hecatombe. No pasó nada.

No se trata de ser negro o blanco, ni hombre ni mujer. Se trata de que lo que tengas que hacer lo hagas bien y con quien meriendes, comas o duermas, no es asunto mío.

Leía con verdadera vergüenza ajena que en Segovia la mujer que representa a su barrio en estas fiestas de San Juan y San Pedro ha recibido malos tratos de todo tipo por ser antes hombre, y ahora mujer. Los mismos tratos que vimos en la tele en un vagón de metro en Barcelona, una mujer trans era apaleada simplemente por serlo y, además, parecerlo.

Parece que eso pasa sólo pasa en la tele y ya ven ustedes, en esta apacible ciudad de provincias también hay quien tiene no sé qué en la cabeza para ajusticiar a cualquiera por ser lo que es.

No se trata de que seas negro o trans, la excusa puede ser esa o cualquier otra, porque alguien capaz de insultar, levantar la mano y patear a otra persona, perdónenme, pero él es quien no está bien de la azotea.

Se trata de una cuestión de respeto. De importarnos un carajo con quien se acuesta y se levanta cada uno mientras lo haga con quien le apetezca lo mismo y no haga daño a nadie.

Parece increíble que sigamos así. Nos echamos las manos a la cabeza con los suicidios de adolescentes, pero veo muchos adultos menospreciando y descalificando a los hijos “raros” de los vecinos. No hay filtro. Créanme, trucha y maricón es de lo más suave que se oye.

El problema no está en ellos, en los pobres chavales que crecen en un mundo acelerado y cambiante, está en el sofá de nuestras casas donde se juzga a los vecinos, y la tolerancia parece no tener sitio ni bajo la mesa camilla.

Vamos bien si el raro es el/la hij@ del vecino. No quiero imaginar que el raro sea el que está buscando bajo la mesa camilla.

¿Qué quieren qué les diga? mejor salir de ahí para disfrutar de las fiestas de San Juan y San Pedro y del día del orgullo, que para ver la salida en una ventana.