Mayo: últimos conciertos de la WIC

Entramos en nuestro último mes del año, mayo. Para el WIC es tiempo de dar las últimas sacudidas y empezar a "trabajar" para la próxima edición, la decimocuarta, donde ya tenemos algunas cosillas cerradas inimaginables.

Tras el torbellino de Jero Romero con dos jornadas sold out que nos dejaron a todos con ganas de tres o cuatro o cinco o los conciertos en bucle que fueran, vamos a cerrar el WIC XIII con los últimos coletazos musicales antes del verano:

• SABADO 27 MAYO
• SALA OCTAVO ARTE
• 21.00 HORAS
• FUNDACIÓN FRANCISCO FRANKENSTEIN

Fundación Francisco Frankenstein son una de las bandas revelación de la escena underground nacional, que ha sacudido la apatía de la pandemia con sus perfectos trallazos sónicos y píldoras de diversión.

Los de Mallorca afirman que Yo No Te Quiero, que La Cumbia te Cambia, que NO NO NO son negacionistas, y alguna cosa más que no reproducimos para no alterar el algoritmo de la red.

Su música es arrebatadamente enérgica y adictiva, himnos underground con una estimulante mezcla de punk, rock, surf, pop, vertiginosas composiciones con frenéticas instrumentaciones y letras punzantes, irónicas y brillantemente irreverentes. 

• MIERCOLES 31 MAYO
• IE CREATIVE CENTER
• CASA DE LA MONEDA
• 20.00
• HORAS
• PAT REEDY

 No es un artista novel. De hecho, el objetivo de esta sección WIC no es destacar a artistas estrictamente nuevos sino a algunos que todavía no son conocidos por estos lares. Y Pat Reedy no lo es. De hecho, su primer disco, Pat Reedy, Ronnie Aitkens & The Longtime Goners data de 2014. Ahora, tras Highway Bound (2016) llega That’s All There Is, y quizá sea el momento de prestarle algo más de atención. Un álbum que, desde su título, “Esto es todo lo que hay”, parece una declaración de intenciones.

Este tipo, residente en Nashville desde que tenía 21 años, no pudo dedicarse a su sueño de ser músico, así que se dedica a trabajar en la construcción. Mientras, por las noches, se consuela tocando sus canciones a los turistas que paseaban por Bourbon Street para conseguir hacerse un nombre entre la desbordante oferta de una ciudad, Nueva Orleans, en la que vivió mucho tiempo tras dejar su Meeker (Colorado)natal. Allí dejó también, aunque solo sea de manera momentánea, a su grupo, The Longtime Goners, a los que vuelve cada vez que tiene que grabar un disco o plantear una gira.

Comparado a menudo con Cody Jinks o el más reciente J.P. Harris, asegura que la calle ha sido su gran escuela. “Cuando llegué a Nueva Orleans, me encontré por primera vez con grandes y honestos artistas callejeros. Antes solo tocaba como afición, pero entonces decidí hacerlo en serio. Fueron pacientes conmigo. Es un lugar espléndido para aprender a tocar”. A partir de ahí configuró un estilo que debe mucho al country de los setenta y en especial a los outlaws. “Me gusta la mierda contra la que Waylon Jennings se rebeló, y me gusta la mierda que hizo”. Claro lo tiene el chaval.