El vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo, junto al consejero de empleo Mariano Veganzones.En el Día de Castilla y León, hoy 23 de abril, el PSOE recuerda las nefastas consecuencias del matrimonio de conveniencia PP-VOX, que ya ha dejado su huella, imponiendo políticas de enfrentamiento social, contra la igualdad o de persecución de los sindicatos y el diálogo social.
Los ciudadanos y ciudadanas de esta Comunidad marcan en rojo en el calendario el 23 de abril, el Día de Castilla y León. Más allá del carácter festivo y de defensa de la identidad castellana, esta celebración, que se visualiza desde 1976 en Villalar de los Comuneros, primero de forma popular y después, en 1983 de manera oficial, siempre fue asociada a la reivindicación de los derechos y libertades, que simbolizaron los tres comuneros ajusticiados por su rebeldía, entre ellos Juan Bravo.
El matrimonio de conveniencia PP-VOX en Castilla y León, más allá de haber ninguneado la celebración, recortando fondos a la Fundación Castilla y León -la antigua Fundación Villalar- o impidiendo trasladar el festivo al día 24, se ha demostrado como una alianza perversa y catastrófica para nuestros ciudadanos y ciudadanas.
Desde que la ultraderecha participa en el Gobierno de la región, los desmanes han sido la tónica habitual, colocando, tristemente a Castilla y León, en el escaparate de toda España, que ha tenido su último episodio en la suspensión del concierto de la sierra de la Culebra, que quiso imponer el vicepresidente Juan García Gallardo (VOX) y del que se desvincularon los grupos anunciados.
Ya ha quedado demostrado que este Gobierno PP-VOX es toda una amenaza a los derechos y políticas progresistas. No podemos olvidar que VOX, con el beneplácito y complicidad silente de Alfonso Fernández Mañueco (PP), se ha posicionado contra los sindicatos, contra la igualdad y contra las políticas para frenar la violencia de género, contra los colectivos LGTBI y la inmigración y contra la Memoria Histórica.
La ultraderecha ha dejado su huella en Castilla y León y no solo por los insultos y descalificaciones que el vicepresidente Juan García-Gallardo, ha proferido desde su escaño sin que el presidente Alfonso Fernández Mañueco (PP) le haya frenado en su actitud. VOX, con el amparo del PP, quiere imponer políticas de enfrentamiento social y discriminación, de incumplimiento de los acuerdos del diálogo social y de persecución al sindicalismo, con otras que tratan de desmantelar la sanidadPrensa
ica o, directamente, imponer políticas ultraconservadoras y en contra de la libertad de las mujeres
La alianza PP y VOX está suponiendo la peor de las noticias para los ciudadanos de Castilla y León. A las puertas de las elecciones el 28-M, cabe preguntarse qué ocurriría si ese Gobierno con el ‘poder de mando’ de la ultraderecha pudiera replicarse en ayuntamientos como el de Segovia, lo que supondría una catástrofe para esa ciudad, pues dinamitaría las políticas de progreso que impulsa el PSOE desde hace dos décadas.
Ahí está el triste ejemplo del matrimonio de conveniencia PP y VOX en Castilla y León, pues simbolizan la peor de las políticas, la del recorte de libertades y derechos, frente a las que defendemos los socialistas, solo enfocadas en la mejora de la calidad de vida de nuestros ciudadanos y ciudadanas.
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