UNA DESPEDIDA:
La de Clara Luquero. Una política de buenos principios, como algunos otros y malos finales como casi todos. Porque no hay ninguno que en su última legislatura no esté ya cansado físicamente, solo desee escuchar a fieles y pelotas, sea ya esclavo de extrañas lealtades y se considere en plena y permanente posesión de la verdad. Como con toda seguridad es honesta y buena persona, consideraremos lo anterior como una enfermedad profesional inevitable y olvidaremos sus fobias y filias,
especialmente ese feminismo de subjetivismo y camisetas, un pelín obsoleto y amenazante para los pobres varones domados.
UNA VERGÜENZA:
Los meses que lleva averiada, obstruida o simple y llanamente clausurada esta preciosa fuente alivio de la sed o del dolor de pinreles de tanto caminante, andarín o peregrino que circule por los contornos de la Casa de la Moneda o por la frecuentada Alameda del Parral. ¿Estará parada en espera de que e instalarle una máquina que cobre por su uso, como ya hace el Ayuntamiento con los urinarios de Turismo y Estación de Autobuses?
![[Img #62588]](http://segoviadirecto.com/upload/images/05_2022/7385_peesonaje-2.jpg)
UN PERSONAJE: Gloria Calero. De profesión enfermera y Delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana que a raíz de dos episodios de presuntas violaciones grupales protagonizadas por menores en su demarcación y tras declarar que ella “es muy prudente a la hora de hacer declaraciones”, afirma que “estamos volviendo a la cultura de la violación” (sic) (¿?¡!) y se/nos pregunta:”¿qué os está pasando a los hombres?”, así en general, para a continuación proclamar que “ las mujeres tenemos el derecho de ir como queramos, salir cuando queramos, con quien queramos y a donde queramos”.
Pues si. Exactamente igual que los hombres. Solo que si un señor sale a pasear a las tres de la madrugada por un barrio conflictivo, con unas copillas encima, luciendo una camisa de Armani de manga corta con un pulseron y un rolex en las muñecas, ambos de oro, cuando le encuentre la policía vapuleado y tirado en una esquina posiblemente lo primero que escuche sea algo así como
“ caballero, vamos a llevarle a que le curen y a tramitar la denuncia” , mientras diran para sus adentros y con razón: “ este pavo(perdón, ciudadano de pleno derecho) es un poco gilipollas”. N.R.: En los Estados de Derecho las agresiones son delito y los culpables, si se encuentran son castigados adecuadamente. Pero no hay un policía cada cien metros.
UNA JUSTICIA:
La de menores británica. Puesta de manifiesto con asesinato el 12 de febrero de 1993 del niño de casi tres años James Patrick Bulger oriundo de Liverpool secuestrado, brutalmente torturado y asesinado por dos chicos de diez años, Jon Venables y Robert Thompson. Antes de marcharse del lugar del crimen, los chicos dejaron a Bulger tendido en el riel y taparon su cabeza con escombros con la esperanza de que un tren lo golpeara e hiciera que su muerte pareciera un accidente. . El 1 de noviembre de 1993 comenzó el juicio que se prolongó durante tres semanas. Los pequeños acusados estuvieron sentados en unos bancos más altos de lo normal para poder ver lo que ocurría . El fiscal, Richard Henriques, sostuvo la idea de que debían ser juzgados como adultos. Para ello tuvo que rebatir el principio doli incapax del derecho anglosajón que presume que los chicos menores de 7 años no pueden ser responsables de sus acciones, pudiendo extenderse dicho principio hasta los 14 años. Venables y Thompson tenían 10, pero la Corte acepto la propuesta del fiscal y consideró que eran lo suficientemente maduros para saber que lo que habían hecho estaba muy mal y era grave. No en vano habían intentado disimular sus actos con mentiras.( La polémica por el principio doli incapax se extendió y en 1998, en Inglaterra y Gales, fue abolido el doli incapax para los niños entre 10 y 13 años, dándole la razón a Henriques). Tras el juicio fueron declarados culpables de la muerte de Bulger, convirtiéndose en los asesinos convictos más jóvenes en la historia del siglo XX. Los dos fueron sentenciados a pena de cárcel hasta que alcanzaran la edad adulta, inicialmente hasta los dieciocho años.
Finalmente, en junio de 2001, poco antes de cumplir los 19 años, fueron liberados y se les proporcionó nuevas identidades. Como ningún país quiso recibirlos, se optó por mudarlos a sitios secretos dentro de Inglaterra -con el mismo tratamiento que se les da a los testigos protegidos-, se les inventó una nueva vida con historias clínicas, pasaportes y seguros. Eso sí: las autoridades les impusieron algunas condiciones. No podían acercarse a la familia Bulger ni a la zona donde vivían (Merseyside), y debían reportarse a los oficiales de la condicional. A la prensa se le prohibió divulgar sus nuevas identidades y sus ubicaciones. Venables fue nuevamente encarcelado tiempo después por pedofilia.





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