Vamos viendo con regocijo que las cosas poco a poco vuelven a ser casi como antes, que la incidencia del maldito virus va decayendo y sin perderle la cara, vamos volviendo a la vieja normalidad. Ya nos hemos acostumbrado a vernos embozados y las distancias, aún sin ser estrechas, se van acortando. La vacuna nos guste o no, nos deja unos datos incontestables si analizamos las sucesivas olas que venimos padeciendo, y no hay más que ver y preguntar en las residencias de ancianos, donde la primera ola, sin apenas más remedio que paracetamol, fue devastadora, como se van defendiendo ahora.
Bendita vieja normalidad. Tan normal se está volviendo todo que hasta que nos vacunen en el garaje de una biblioteca nos parece chupi, y ¡hombre! tampoco es eso. Que estamos encantados de que el ritmo de vacunación sea de los mejores de España, el mejor tratándose de la vacunación infantil, si, encantados. Estamos encantados de estar y sentirnos protegidos con la vacuna y cumplir religiosamente con las dosis de refuerzo que sea menester. Si, encantados, pero que nos parezca que lo normal sea que nos la pongan en un garaje ¿es que tanto tiempo de pandemia nos ha hecho olvidar que en Segovia pasaban cosas así también antes?
Para empezar por los sanitarios. Esto es lo que les faltaba de ver y padecer tras haber visto y asistido de todo en esta crisis sanitaria. Menos mal que este invierno es poco invierno para Segovia, porque por mucho que le pongan una cubierta al suelo y un cañón de calor, si hubiesen venido temperaturas acorde con el mes que estamos no habría zueco con calcetines que lo soportara. ¿No hay edificios mejor acondicionados disponibles para hacer esto de un modo más civilizado? Estamos de acuerdo en que se trata de algo de fuerza mayor, pero ya no estamos en la primera ola donde las cosas se tenían que improvisar y sobre la marcha (de ese modo se montó un hospital de campaña que nunca se pudo usar, aunque la idea y la intención era buena). Ahora mismo a cualquiera nos vienen a la cabeza algunas alternativas más razonables y no un parking “habilitado” como vacunódromo. No sé. No vemos que esto tenga que ser lo normal.
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