Mereció la pena
Segovia, 21 de junio de 2021.
En estos días en los que todos hacemos planes para el verano, cuando el calor comienza a apretar y los campos esperan el momento de la siega, terminan como cada año las clases y llegan las deseadas vacaciones.
Sin embargo, este año nada es igual. Ha sido un curso muy duro, distinto a todos los demás, donde nuestras vidas han tenido que adaptarse a las condiciones que iba dictando la pandemia. Si el curso 2019-2020 fue el curso de la Covid, el curso 2020-2021 ha sido el curso de la convivencia con la enfermedad. Quién nos iba a decir que aquella normalidad en la que vivíamos hasta marzo de 2020 y que muchas veces cuestionábamos, iba a ser la situación anhelada tan solo unos meses después.
Cuando en el mes de septiembre echaba a andar este curso que ahora termina, el objetivo marcado por la Consejería de Educación era conseguir un curso presencial y seguro, si bien, el miedo, la incertidumbre o las dudas planeaban por la mente de profesores, padres y alumnos. Sensaciones y sentimientos totalmente razonables en un ambiente diario marcado por los datos de contagio, el número de fallecidos o de personas ingresadas en la uci.
Nueve meses y varias olas de contagios después, aquel objetivo es una realidad que hace que Castilla y León sea la única comunidad autónoma que, con carácter general, ha mantenido un curso presencial en todos los niveles educativos. Era posible por tanto conjugar educación, rendimiento académico y protección de la salud.
Los protocolos marcados por la Administración; la activación de recursos materiales y humanos sin precedentes, con desdobles de grupos, contratación de 117 profesores más; el refuerzo de los servicios de limpieza, comedores, transporte; la adquisición de medidores de CO2 para todas las aulas; la compra masiva de elementos de protección mascarillas, dispensadores de gel, pantallas, etc.; la realización de cientos de pruebas diagnósticas; o el desarrollo del proceso de vacunación suponen un enorme sobrecoste económico, que hubiera sido insuficiente sin el trabajo, el esfuerzo y la entrega de todos. Como he dicho en otras ocasiones, esto es un éxito colectivo, “una matrícula de honor en compromiso y responsabilidad a la comunidad educativa” como dijo el Presidente de la Junta de Castilla y León el pasado 4 de junio, en el acto de homenaje a los docentes y alumnos de la comunidad.
Por esta razón quiero volver a dar las gracias a todos aquellos que han contribuido de una u otra manera a sacar adelante este curso escolar.
Gracias a los equipos directivos que han soportado buena parte de la responsabilidad de poner en marcha las medidas y los criterios fijados por la Administración, ejerciendo el liderazgo necesario en cada uno de los centros y resolviendo con acierto los retos que cada día se iban planteando.
Gracias a todos los docentes que junto a la enseñanza de los contenidos de cada materia y más allá de sus horarios laborales, han hecho también de psicólogos, de consejeros y de animadores de unos alumnos que se escondían detrás de las mascarillas y a los que aprendieron a descifrar sus sentimientos a través de la mirada.
Gracias a los equipos covid de cada centro encabezados por el de la propia Dirección Provincial, a la colaboración de los Servicios Territoriales de Salud Pública y la Gerencia de Asistencia Hospitalaria de Segovia y también a Quirón Salud, que han trabajado de manera coordinada y precisa los siete días de la semana para detectar, rastrear y cuarentenar a alumnos y profesores cuando había la mínima sospecha de contagio.
Gracias también a todas las personas y colectivos que han estado centrados en hacer posible que este curso escolar discurriera con la mayor normalidad: Personal de administración y servicios, cuidadores de comedor, de madrugadores, conductores y vigilantes del transporte escolar, funcionarios de la Dirección Provincial, ayuntamientos, FEDAMPA, representantes sindicales y fuerzas de seguridad del Estado.
Gracias a las familias, por habernos confiado a sus hijos y por ayudarnos a inculcar en ellos normas y pautas como el uso de la mascarilla, la distancia social, el lavado de manos, etc. demostrando una vez más, que familia y escuela son necesariamente elementos complementarios.
Finalmente, gracias a esos miles de alumnos distribuidos por toda nuestra provincia que desde el minuto uno comprendieron lo excepcional de la situación que nos ha tocado vivir. Estos niños y jóvenes han tenido que enfrentarse a restricciones de movilidad, a cuarentenas domiciliarias, a pérdidas familiares, a no relacionarse con sus iguales como lo hacían antes, a no realizar excursiones ni intercambios y, a pesar de todo, han sido capaces de continuar con su formación y afrontar los retos del curso día tras día. Esto es lo que muchos denominan “resiliencia”, que no es otra cosa que la capacidad humana de aceptar situaciones límite, sobreponerse a ellas y además salir fortalecido.
Llegan las vacaciones y es momento de descansar, de resetear la mente y el espíritu de tensiones y dificultades vividas. Es tiempo de hacer balance, de aprender de lo vivido, de recordar a los que se fueron y, sobre todo, es tiempo de esperanza.
Feliz verano, felices vacaciones y, una vez más, GRACIAS.
DIEGO DEL POZO DE ANDRÉS
DIRECTOR PROVINCIAL DE EDUCACIÓN DE SEGOVIA
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