ESDRUJULEANDO SUSTANTIVOS Y ADJETIVOS

En una montaña mágica
de esdrújulas parasintácticas
me he subido  en esta página
parecida a Sierra Mágina,
la jienense y acrobática
cumbre de la democrática
posada de flores áticas
que allí se muestran estáticas.
Leyéndola es esperpéntica
y también pantagruélica,
vuela como una libélula
y puede parecer pésima,
pero divierte contándonos
los tumbos que vamos dándonos
tras sucesivos escándalos
con un palabreo bárbaro.
Lleva antónimos, sinónimos,
homónimos  y parónimos;
lleva nombres cual Crisóstomo
pues suena talmente fónico
y lleva adjetivos líricos
y sustantivos idílicos
así como también críticos
argumentos ferolíticos.
Es este un combate atlético
con las palabras del léxico
que nació en país ibérico
con un impulso genérico.
Y todas ellas, juntándolas,
hacen laguna de Jándula
que aunque resuenan sonámbulas
se refugian en las glándulas.
Sigo, pues, ejercitándome
con donosura notábile
según vanse dilatándose
por las Musas honorábiles:
Románticas y románicas,
prácticas y profilácticas,
tácticas, paradigmáticas,
maniáticas y lunáticas.
Y puesto que soy noctívago
machuco pródigo el hígado,
lo mismo me hago de Fígaro
que de un poeta celíaco.
Pongo octógono, coágulo,
cálculo, báculo,/
tentáculo y tetáculo;
pongo milímetro y milimétrico,
estratósfero y estratosférico,
soy totalmente feérico,
libérrimo y ubérrimo;
soy utópico, periscópico,
microscópico, estrambótico,
tónico, tóxigo, tóxico,
bienhablado y eufórico.
Soy aséptico y escéptico,
angélico y  arcangélico,
pánico y bélico,
totémico y sinestésico.
Y además lumínico,
pindárico y olímpico,
sufro cólicos nefríticos
y me porto como un místico.
Soy carismático y numismático,
ortográfico y caligráfico,
simpático y empático,
a veces cómico y a veces trágico,
o sea un ejemplo típico,
alocado y cínico,
último y prístino,
soberbio y humildísimo.
ya que en el tráfago del tráfico
me atasco inválido,
me quedo pálido
y me dan pálpitos.
Discípulo de Críspulo,
a ninguno ciño el cíngulo
ni a ninguno estrangulo
ni doy por el culo.
Apuleyético, estético,
perlaperlambrético
de origen genético
merezco un dietético.
De Hipócrates y Parménides
y de las Euménides
recibí los gérmenes
de mis muchas liéndrenes.
Siendo del lenguaje nómada,
me alimento de las Mónadas
y de las Nausicas jóvenas
que me acosan hórridas.
No he tenido en nada escrúpulos,
ni en minúsculo ni en mayúsculo
bebo como un lúpulo,
como como Lúculo.
Los héroes homéricos
son ya mis totémicos
guardianes celéricos
del griego colérico.
Con paráfrasis e hipérboles,
jitanjáforas y tréboles,
asfódelos y paréboles
cumplo mis célibes brétoles.
He sido un ardiente fósforo,
un buen Colombo Cristóforo,
un médico gerontólogo
y un profesor paleontólogo.
Y sobre todo, poliédrico,
platónico- aristotélico,
tan caliente como gélido,
tan diestro como mistérico,
metafórico y pictórico,
caótico y simbiótico,
típico y tópico,
incrédulo y católico.
Y por tanto, ludópata,
metafísico, homeópata,
aritmético y geómetra,
socrático y pilópida.
Si vais gustando esta Crónica,
que considero hegemónica,
que os conserve Santa Mónica
la salud, que es estrambótica.
tautológica, antológica,
caótica  y supersónica.
También poliándrica y mesiánica,
alucinógena y vibrántica.
junto a cáustica y fantástica,
de lo que no me da lástima.
El poema es agónico y tautológico
pero además antológico, hiperbólico,
crónico, acrónico y ucrónico
estrófico, catastrófico y pandemiológico.
Caminad, caminad a la bámbola
agarrados a la barándula
por si encontrais algún hándicap o trágala
en la transitoria fábula
hasta la meta final tránsfuga.
Hay que atravesar la péñola
cual vuelo de oropéndola,
me ha salido de la médula
porque soy un alma crédula,
perfumada como el sándalo
que ante el hachazo de Tántalo
se queda pánfilo, pánfilo,
enfrentándose al pirómano
o simplemente aguantándolo.
Fin del poema sonámbulo.