Por boca de asno hablaré,
pues mi Apuleyo anterior,
-que no se cortaba un pelo-
por boca de burro habló.
Asno de Oro, quede claro,
que los burros, burros son,
pero además especiales
en eso y en el amor,
pues ayuntándose a Focia,
sin duda la desvirgó
con un flechazo de Eros,
ese pequeñino dios
que el mito griego ha creado
para solaz y expansión
de la humana criatura
y de otras más, cómo no.
Nada de guerras sangrientas,
amemos la vida en flor
y que el capullo reviente
con las caricias del sol.
La burra de Balaam
también muy bien se expresó
cuando él contra los judíos
su ejército desplegó.
Burro y burra dan ejemplo
de libertad de expresión.
Por eso y como otro ejemplo,
les he hablado aquí yo.
Amaos, los amadores…
amados serán de Amor.
Amor, divino tesoro
que nos regaló el Señor.
La Tierra es su Paraíso:
Gocémoslo.
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