"La herida de la hostelería local está abierta y sangra a borbotones"

"Qué contentos estamos todos con las terracitas de verano.

Ya podemos salir a beber lo que antes nos tocaba en casa gastando unos pocos de euros en la ciudad, sin embargo, no es tarea fácil… mucha gente, pocos bares y pocas mesas no dan para revitalizar el ánimo de casi nadie por mucho empeño que pongamos en ayudar a nuestros vecinos camareros, empresarios hosteleros, distribuidores o barrenderos... la herida de la hostelería local está abierta y sangra a borbotones.

Primer día. Fase 1 a mediodía.

Hasta dos veces pasaron los guardias para increpar al osado dueño de un bar en reorganizar su terraza, sus veladores y hasta a sus clientes que por mantener la distancia de seguridad tomábamos el aperitivo en una sombra a no más de tres metros de la puerta del local. Sí, mea culpa… consumía en la calle y ocupaba un pretil público, pero digo yo si no sería mejor que los guardias estuvieran con la karcher saneando el tan inútil mobiliario urbano y evitaran el tan manido recurso del contagio apuntillando cada dos por tres “ a la siguiente, receta". Mal rollo.

Primer día. Fase 1 por la tarde.

Pasan los guardias. Paran. Reorganizan la terraza y a sus clientes. “Y no te salgas de la raya marcada en el suelo o receta” una mesa y sus correspondientes sillas a corrales.

Primer día. Fase 1 diez minutos más tarde.

Pasan los guardias. Paran. Reorganizan la terraza y a sus clientes.
Puedes poner esta mesa aquí y si te sales un poco tampoco pasa nada.
Simultáneamente pasan los nacionales avisando que el paseo de los menores termina en quince minutos… y yo me pregunto si es momento entonces para ir a la farmacia o al supermercado con ellos.

Segundo día. Fase 1 a mediodía.

Misma terraza del aperitivo de ayer.
Me cuesta creer que tras su primer día de reapertura se haya cogido el día de descanso y cierre. Cabe pensar que la caja o la “receta” no le compensaron.

Segundo día. Fase 1 por la noche.

Tras minutos de espera tenemos mesa. Reencuentros. Mucho que contar. 00:20 todos a casa. El camarero amable y casi pidiendo disculpas. Me quedo con eso porque como les cuente lo de los guardias…

Estoy de acuerdo en los horarios, en el descanso de los vecinos y en todo eso, pero dado que esto es un estado de excepción, hagamos excepciones. Beber en la calle, en un pretil, de pie o en un bordillo en un vaso de plástico y a escasos metros del bar en el que te has gastado los euros cuenta con la venia en situaciones excepcionales como la tardebuena, verbenas, guateques  y fiestas (esas que no vamos a disfrutar este año). Pues si en un caso excepcional como estos es posible, digo yo que ahora manteniendo las distancias de seguridad que de este modo además se facilitan, podría suponer una pequeña alegría para hosteleros y clientes.

Estamos de acuerdo con los horarios de las terrazas, pero creo que permitir el uso  de otros posibles sitios de reunión junto al bar (como una farola, un banco o una escalera) favorece que la distancia de seguridad y la rotación  sea mayor, no nos concentraremos todos a las mismas horas y nos vayamos cuando nos digan habiendo saciado nuestra sed de cocacolas y socialización.

No estoy hablando de permitir hacer botellón en los bancos de la plaza o de la avenida del acueducto, pero creo yo que todos somos responsables y podemos tomar una cocacola con cierto orden y decoro. Cada grupo de amigos o familia en su espacio, tras lo cual el vaso a la papelera, el guardia más relajado y las patrullas de limpieza desinfectando los espacios públicos.

Hay más guardias que limpiadores… mal rollo".

La vecina de los tacones