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Luis Moro pinta mascarillas sobre los protagonistas de su obra y se lo dedica a “sanitarios y equipos humanos que se están jugando la vida” a causa del coronavirus

SegoviaDirecto.com | 1775 Jueves, 09 de Abril de 2020 Tiempo de lectura:

El artista segoviano Luis Moro, a quien la pandemia global le ha pillado en México, conmovido por el sufrimiento que el coronavirus está provocando también en Segovia, su ciudad, ha pintado mascarillas sobre los protagonistas de su serie ‘Columbian Exchange’ y se lo ha dedicado “a la gran labor y entrega del personal sanitario y todos los equipos humanos que se están jugando la vida para combatir el coronavirus”.

[Img #55298]Fiel a su arte híbrido y cambiante, como la vida, el artista, contagiado por la dura realidad salpicada de enfermedad y confinamiento que nos asfixia, ha transformado unas obras dedicadas al profundo proceso de intercambio (de plantas, animales, productos alimenticios, avances tecnológicos…) que tuvo lugar entre América y Europa después de los viajes de Colón al Nuevo Mundo que se han expuesto con éxito en EEUU y México y las ha renombrado bajo el título ‘Resistencia viral’.

 

Título este que remite a otro de sus recientes trabajos, ‘Resistencia animal’, en el que Moro abría un claro del bosque en el corazón de la gran ciudad, mostrando “las maneras en que los animales, desde los vertebrados hasta los insectos, se adaptan al entorno urbano, como consecuencia de la invasión del medio ambiente provocada por el desmedido crecimiento de las urbes”, en palabras del curador José Manuel Springer.

 

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De una manera premonitoria, el artista mostraba avestruces cruzando carreteras ante el silencio de los semáforos, ciervos incendiados de presagios, aves sobrevolando un desértico paso a nivel, seres acuáticos emergiendo de parabrisas que huyen del humo de la ciudad, “pájaros posados y dando vida al único cable que aún transporta palabras” brillantemente descritos por el crítico de arte Rodrigo González Martín, quien veía en este trabajo “un doble mensaje... El dibujo soberbio... inquietante y esperanzador... Combinando dos perspectivas que alimentan un relato sugerente…”.

 

Escenas que ahora, consecuencia del coronavirus, hemos visto reproducirse por todo el mundo. También en Segovia, donde hace unos días, con las calles vaciadas de humanos por el virus, dos corzos se daban un paseo nocturno bajo los arcos del Acueducto. En el caso de Moro, se materializa sorprendentemente el carácter visionario de la sensibilidad artística.


[Img #55311]En ‘El arte mágico’ del surrealista André Bretón se cita cómo Novalis hace suya la concepción de Paracelso según la cual “no hay nada en el cielo y en la tierra que no esté también en el hombre”, así como a Swedenborg: “Todas las apariencias y todas las formas materiales no son más que máscaras y envolturas que dejan adivinar las fuentes más íntimas de la naturaleza”. El libro, de culto y reeditado por Atalanta el año pasado, añade: “Estamos en relación con todas las partes del universo, así como con el futuro y el pasado. Depende de la dirección y duración de nuestra atención que establezcamos determinada relación predominante, a nuestro juicio particularmente importante y eficaz”.


El propio artista confiesa, sorprendido: “Cuando pinté ‘Resistencia animal’ intuía subsconcientemente  que  algo se avecinaba. El único dibujo del hombre estaba encapsulado, como protegiéndose de algún peligro invisible ¿un virus? la verdad que no sabía… en este dibujo de hace un par de años que al final no seleccioné en la muestra por espacio pues quise que solo hubiera animales, que la ciudad estuviera vacía, sin seres humanos como estamos viendo que ahora ocurre (solo algunos objetos abandonados de los que adueñaban los animales en libertad por la urbe). Cuántas señales, estábamos en su sintonía y en la del planeta…”.

 

[Img #55301]Los ciervos que ahora aparecen en el centro de ciudades como en Nara (Japón), también están presentes en la reciente instalación de Luis Moro en Ciudad de México. En ella, el artista tiene muy en cuenta los significados que estos animales mágicos tienen en varias culturas  “como árbol de vida que crece”, así como su “increíble percepción y antelación de acontecimientos que tienen a nivel simbólico. Son anunciantes de  cambios, suelen prepararte para recibir lo que se avecina. Se llaman o se relacionan con el sexto sentido. Se estaba avecinando algo importante y el ciervo es portador de mensajes, guía y fuerza”, señala.

 

 

Y es que no es solo esta serie, es toda una trayectoria, una forma de entender el arte y la vida. Como reconoce en estos días extraños el propio Luis Moro: “Reflexionaba esto los últimos años viendo llegar este momento que el planeta nos avisaba con algunos fenómenos naturales salidos de las entrañas de la Tierra. Cada día podemos leer en la noticias especies en extinción y de sus ecosistemas, talas indiscriminadas en la Amazonia, incendios incontrolados, deshielo de los glaciares, pintaba estas sensaciones con la series: ‘La cuenta atrás’, ‘Catarsis’, ‘Metamorfosis’, ‘Cartografía animal’, ‘Si no pica salpica’, ‘A la deriva’, ‘Cae como lluvia’, etc... en torno a este momento. Ahora vemos algunos de los protagonistas de estas obras volviendo de nuevo a sus hábitats como en la última serie ‘Resistencia animal’ ¿Es quizás ahora el momento del gran cambio?

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Porque, tal y como bien plantea Rodrigo González, el doble mensaje es inquietante, pero también es esperanzador. Luis Moro lo explica así: “Vuelven a aparecer los renos, miles de mamíferos salen de sus escondites, los peces vuelven a los canales y los delfines se acercan a las costas y a las ciudades silenciosas (como los corzos por nuestra ciudad). Mandriles, tlacuaches y ardillas descienden de las ramas para pasear por las calles que un día fueron sus veredas, vuelven a beber tranquilos en sus charcos de agua, en sus lagunas naturales. Las personas encerradas en sus hogares empiezan a tener tiempo para pensar, a plantearse la vida de manera que nunca se habían parado ni siquiera pensar en medio de esa aceleración diaria, corriendo de aquí para allá en las grandes urbes, creciendo sin un criterio, sin nadie que planifique esa locura desmesurada que hace crecer números, cifras económicas del delirio de especuladores jugando con los recursos del planeta.
Y algunas mentes se les empieza por fin a encender esa bombilla interior. ¿Qué estamos aprendiendo de todo esto, seremos capaces de cambiar el rumbo?”.

 

 

 

 

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