Turismo de Segovia ha rendido este jueves un sentido homenaje al marionetista Francisco Peralta, en el segundo aniversario de su fallecimiento. Ha sido en la Puerta de Santiago, histórico espacio que alberga la colección de títeres que el gaditano legó a la capital del títere.
Ha sido “un acto desde el cariño absoluto”, ha compartido su hija, Charo Peralta, para quien “al final mi padre siempre permanece aquí, en sus marionetas, en su museo, al final no lo hemos perdido del todo y eso siempre es muy bonito”.
Preguntada por la continuación de su trabajo, la hija del primer titiritero en recibir la Medalla de Plata al Mérito de las Bellas Artes, responde: “Nunca se sabe, Es un legado que dejó el listón muy alto. Puede ser alguien de la familia, o alguien que le interese y que en un momento dado, ahora o dentro de diez años. A disposición de quien quiera realmente coger ese testigo”.
La concejala de Turismo, Claudia de Santos, ha explicado el sentido del acto: “Un recuerdo humilde, sencillo, como era él. De puro agradecimiento, porque realmente él ha mejorado la ciudad. Yo creo que esta cesión es indisoluble de la misma personalidad de Paco. Era un hombre humilde, bueno, buscador de la belleza. Yo creo que belleza y bondad van indisolublemente unidas. Con una pasión y un ansia por buscar la perfección, por innovar, por elevar a la máxima categoría artística el mundo de los títeres y este bombón de museo es una prueba clarísima”.
El acto ha contado con la asistencia, además de la concejala de Turismo, de la alcaldesa de Segovia, Clara Luquero, varios familiares de Francisco Peralta y todos aquellos que han querido sumarse.
Durante toda la jornada, la Colección de Títeres de Francisco Peralta ha mantenido sus puertas abiertas y todo aquel que lo ha deseado, ha podido dejar sus comentarios en unos tarjetones en los que el maestro marionetista nos invita a continuar con su obra.
" Ahora que ya he aprendido a apartar la hojarasca de las cosas importantes, ahora que se mejor lo que quiero y podría hacerlo, ahora que podría acometer algo importante, necesito unas energías que ya no tengo. Tengo que renunciar a ciertas ilusiones y dejarlas aquí para que alguien pueda continuarlas.
No puedo ignorar el sentimiento que hay en el fondo de todo arte. En títeres, la dramaturgia tiene que estar prevista en el acto de creación ya que cuando leo una obra estoy imaginando la dramaturgia, luego voy a trabajar en el taller para darle forma. Después viene mucho ir y venir de ideas, de cosas ya ensayadas que utilizo de otra manera.
La esencia del teatro se nos escapa como el agua entre los dedos. Siempre estoy sólo, con mis dudas y no tengo ninguna seguridad a estas alturas de lo que he hecho. Aún no he sido capaz de clasificarlo, sólo sé que son cosas que no las voy a volver a hacer, pero que me han valido para hacer lo que hago hoy. Yo solo intento llevar a mis personajes a la máxima capacidad de expresión y no sólo basta con mecánica, el ensayo de la técnica de la manipulación, lo tienes que trabajar, para ir sin miedo, para poder hacer, si quieres, que un títere se caiga de forma natural y sea creíble. Esto es dificilísimo, porque aparentemente tiene que ser autónomo del manipulador. Cada vez me preocupa más la frescura y a veces hago cosas demasiado complicadas y me digo: ahora vamos a volver a empezar desde el punto cero, para recuperar esa frescura que tenía, que quiero fingir, aunque no sea cierta".
Francisco Peralta, 2013






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