—Ana, ánade, no es nada.
—¿Cómo que nada, monada,
si es que nada, nada y nada
y deja el agua rajada?
Ana, brazada a brazada,
en cada cabriolada
lanza una larga estocada
no sangrienta, blanqueada.
Ana, ánade estatuada,
febrilmente esmerilada
surge de la mar salada.
Ana, ánade encantada,
queda en la arena mojada
¿y tú dices que no es nada?
91 8470225
http://alhilodelavida.blogspot.com.es





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