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"Enero, ahora que has decidido dejar de hacer todo lo bueno y lo malo que hacías conmigo... ¿ahora qué hago contigo?" cantaba Tontxu hace unos años desde dentro de la primera casa de Gran Hermano VIP, y ahora que inauguramos mes y año, los segovianos que no somos tan VIP nos preguntamos eso mismo: qué vamos a hacer con todo lo bueno y lo malo que ha dejado de hacernos un 2016 que nos ha otorgado el Gobierno en funciones más largo de nuestra democracia, la democracia más repartida en todas nuestras funciones y un montón de sentencias ordenadas sobre la mesa de la alcaldesa, una mujer que habría sido más feliz siendo la concejala del cultural 2016 que nunca lo fue.
Aquel disgusto de la Segovia habitada por la Cultura que perdió contra La Concha de Donosti ya queda tan lejos, que lo cierto es que apenas lo hemos sentido durante un 2016 que empezó con disgustos de los que gustan a aquellos que creen que tienen asuntos serios entre sus manos. Con la política agitada, unas elecciones que nos habían atragantado -a unos más que a otros- las fiestas navideñas y con un apellido -Gómez de la Serna- volando sobre el nido del cuco, o sobre el de la gaviota del PP, comenzó el 2016.
El mismo día que Gómez de la Serna no se presentó por la sede del Partido Popular, pero sí presentó su baja en el partido -prometiéndoselas demasiado felices como diputado mixto-, abrió en Segovia la nueva Biblioteca, un edificio de enorme exterior cuyo interior ha tenido que ir ganándose poco a poco, y con algún remache de estudios, el afecto de los segovianos.
Un mes más tarde, el 11 de febrero, y casi de regalo del día de los enamorados, la alcaldesa intentaba enamorar por fin a los segovianos con otro edificio de enormes exteriores y aún desconocidos interiores -y lo que nos queda-; el del CAT. Clara Luquero y toda una corte del(a) Rey Juan Carlos anunciaban un acuerdo con el Instituto de Danza Alicia Alonso que a la oposición en el Ayuntamiento le sigue pareciendo como para dejarse de bailes contemporáneos y encadenar pirouette tras pirouette; con las manos bien arriba y bailando peligrosamente de puntillas. Aunque esto último se ha ido intuyendo escena a escena, acto a acto, a lo largo del guión.
Marzo pasó también como las bailarinas y en abril, el mes de las aguas mil, llegaron precisamente ellas; las aguas. En forma de nueva EDAR, para depurar los malos olores que la oposición percibía del edificio CIDE. En un día muy propio del mes, la excursión por las nuevas instalaciones de la depuradora congregó a políticos, técnicos y periodistas. Y como era época de remar en una misma dirección, pocos días después, el 8, y cambiando de mares, el Naturpellet Segovia certificó, gracias al esfuerzo conjunto de sus jugadores, matemáticamente su clasificación para el playoff de ascenso a Primera División. Las de los chicos de Diego Gacimartín fueron las primeras cuentas que salieron bien para que luego los sueños hiciesen aguas. Y es que mayo llegó cargado de buenas noticias para el deporte, que luego se quedaron en nada; la clasificación del Unami para el playoff a Primera y la clasificación de la Gimnástica Segoviana para el playoff a Segunda B. Y después, los tres ascensos frustrados: el 16, el 21 y el 29 fueron como esos números que se marcan fuerte con bolígrafo en el Euromillones y que una vez conocida la combinación afortunada, te habría gustado marcar a lápiz. Sólo Sara Gómez, campeona de España universitaria en 400 m.l. dejó en los aficionados segovianos al deporte algún trocito de laurel.
Pero mayo no fue únicamente el mes del deporte; también lo fue de la visita del Rey Felipe al Palacio Real de La Granja para la reunión del Consejo Científico del Real Instituto Elcano, donde unos cuantos eruditos hablaron del Brexit que sí sería un mes más tarde. También, mayo, mes de las flores, lo fue de la disolución de las Cortes Nacionales y de la convocatoria de unas nuevas elecciones para el 26 de junio que en Segovia cambiaron el apellido de Gómez de la Serna por el de Postigo. No hizo falta deshojar demasiado la margarita: Jesús era más segoviano, más nuestro. Y de momento, más de España que Pedro, que igual que el que se fue a Sevilla... perdió su escaño.
Y entonces llegó junio y la Verbena de la Paloma en el Teatro Juan Bravo, que además de terminar en tragedia en una de sus funciones, echó prácticamente el cierre al auditorio cuyas obras ya han conseguido ver, algo más tarde de lo esperado, sus andamios. En realidad, la última obra del Juan Bravo, el día 18 de junio, fue 'Praga', lugar "donde el amor naufraga", como canta Sabina; pero las que naufragaron fueron, ocho días después en el marcado 26-D, la estadística y las encuestas. Y ni Podemos pudo unido, ni el sorpasso pasó. Segovia volvió a decidir que es muy del PP y algo menos del PSOE, y la auténtica verbena y los auténticos cristales de bohemia se quedaron en el tejado y por el suelo del Congreso, que se vio, entonces sí, con una auténtica papeleta.
El 9 de julio llegó la triste noticia de la fatal cogida del joven torero segoviano Víctor Barrio en la plaza de toros de Teruel. Y todo el dolor, la rabia por la incomprensión y la solidaridad del mundo del toreo se concentraron en Sepúlveda en una mañana de duelo. Las manifestaciones de cariño por parte de los segovianos hacia Víctor se han sucedido y su recuerdo sigue aún muy vivo.
Una mañana de agosto, Segovia amaneció sobresaltada por la explosión de una bombona de gas en un edificio de San Lorenzo que se cobró la vida de una mujer, dejó varios heridos de gravedad y arrancó a 28 personas de sus casas. El suceso sirvió para demostrar la eficacia de los agentes municipales y la solidaridad de los vecinos, que se volcaron en ayudar a los afectados.
En el capítulo de aperturas hay que incluir la del parking de las Oblatas, que vio por fin la luz al final del túnel con la gestión de Firmum Capital, la firma de inversión de Christian Abelló, hijo de Juan Abelló. El aparcamiento ofrece 454 plazas de aparcamiento, de las que 254 son en rotación, tirando los precios hasta un 40% por debajo del mercado.
También la presentación del primer parque comercial de mediana superficie en Segovia, que abrirá sus puertas previsiblemente en las navidades del próximo año 2017. El Parque Guiomar prevé generar más de 200 empleos directos tras una inversión total de 22 millones de euros. Y la reapertura del Palacio de Riofrío tras más de un año de trabajos para recrear la intimidad de la Casa Real española del siglo XIX en su retiro de caza.
Y en el capítulo de cierres, no pocos segovianos lamentaron la partida de los caballitos de los jardinillos de San Roque. El Babi Pilarín, que ha entretenido a los niños segovianos durante décadas, se despedía con gran pena, dejando un vacío en la ciudad.
En el último mes del año, los segovianos asistían atónitos a la detención por parte de la Guardia Civil de un exmiembro del GAL con vínculos con el terrorismo yihadista que realizaba labores de difusión de propaganda de DAESH y que manifestó su intención de cometer un atentado en un lugar turístico de Segovia.
El sobresalto de la detención, junto con los recientes atentados en suelo europeo obligaron al Ayuntamiento de Segovia a reforzar la seguridad en los actos más multitudinarios de las navidades. Pero el miedo no consiguió paralizar el pulso de la ciudad, que terminó el año como mejor sabe hacer: Disfrutando de sus tradiciones y su patrimonio sin perder el sentido del humor. La Carrera del Pavo del día de Navidad y la Carrera de Fin de Año dan fe de ello. ¡Feliz 2017!
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