El desamor de San Frutos

"Cada año lo mismo", pensará; "ellos tocan la dulzaina, invitan al Mester y a mí me toca pasar página, siempre pasar página". Y pasar página no es nada fácil, como para hacerlo año tras año. Y menos cuando no siempre la luna está en cuarto creciente. Y menos cuando a tu corazón de piedra se han empeñado en darle capacidades humanas como la de abrir un libro y cambiar de historia. Quizás por eso ayer al siervo bueno y fiel, a San Frutos, ayer Super Frutos, le costó pasar la hoja y tuvo que ser ayudado un poquito (más) por una mano humana.

La expectación era la de otros años, centenares de personas acomodándose junto a la puerta de entrada a la Catedral para ver cómo alguien de piedra pasa página. Tal vez para aprender. 'SuperFrutos', rezaba al más puro estilo Superman -o tal vez al más puro estilo SuperLópez- la página ilustrada por Pedro Manzanas por la que estaba abierto el gran libro al que ojos y ojos miraban, alternando la vista al frente con la mirada de reojo al reloj.

Y ocurrió que Super Frutos se quedó sin fuerza a la hora crítica, que empezó a pasar la página y se quedó a medias, como quien goza de superpoderes capaces de hacer frente a todo, incapaces de luchar contra un desamor. Se desconoce qué pesaba tanto sobre la página del libro de San Frutos, aunque motivos a lo largo de este último año para desencantarse de Segovia no le han faltado; obras por adoquines, sentencias por doquier, promesas electorales... Al final, como siempre, el bueno de San Frutos, con ayuda, acabó cambiando de hoja y escuchó una ovación aún mayor que la de otros años debido al contratiempo.

Algunas personas seguían acercándose al lugar donde estaba colocado el libro gordo de San Frutos para aprender a pasar página y ver de cerca el trabajo de Manzanas, mientras otras, las que ya están de vuelta de estas cosas, se encaminaban hacia la puerta del Ayuntamiento. Una vez pasada la página tocaba brindar como se hace en las noches del 24 al 25 de octubre; con una sopa de ajo que entone el cuerpo para la verbena.