Hacía años que el clavecinista no ofrecía un concierto en Segovia, por lo que el recital en San Juan de los Caballeros contó con un componente emocional importante.
Foto: Josechu Egido
Hay conciertos que generan una expectación especial. Programas, intérpretes o espacios que suponen un plus adicional para muchos espectadores y que hacen que determinados espectáculos tengan una atmósfera diferente, vibrante.
En el caso del segundo concierto de la Semana de Música de Cámara del Festival de Segovia, organizado por la Fundación don Juan de Borbón, confluyeron el martes todos esos factores. Un programa, las ‘Variaciones Goldberg’ de Bach, que, aunque muy técnico, se cuenta entre aquellos más apreciados por los melómanos; un intérprete, Ignacio Prego, que volvía a la tierra que le vio crecer como uno de los jóvenes clavecinistas más destacados del momento; y un espacio, San Juan de los Caballeros, que no deja de impactar en cada visita, por muchas veces que se haya accedido a la calma de su interior.
Como explicó él mismo, con emoción, al final del concierto, Ignacio Prego creció en Segovia, “a cien metros de esta iglesia de San Juan de los Caballeros”, y dio su primer concierto en El Rancho de la Aldegüela, en Torrecaballeros. Se marchó con 17 años y no había vuelto a tocar en Segovia.
Eso hizo del concierto un recital muy especial, para intérprete y público, pero la velada se completó con otro atractivo innegable, la oportunidad de escuchar las Variaciones Goldberg completas al clave. Más allá del ejercicio estilístico y técnico, las 32 variaciones sobre un mismo tema, cerca de una hora y cuarto de música maravillosa con una misma base, encierran toda la exquisitez de la obra del maestro Bach.
Prego estuvo brillante, superando los inconvenientes que supuso la rotura de una cuerda del clave minutos antes del comienzo de la actuación, y que le obligó incluso a realizar una pequeña afinación durante el concierto, pero que no influyó en su ejecución. Se despidió del público, que prácticamente completó el aforo y le ovacionó largamente, con una breve y luminosa pieza de Purcell.






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