Una caldereta solidaria ha puesto fin a una celebración en la que ha sido galardonado Johnny Cifuentes, del grupo Burning.
Estaba previsto que llegasen alrededor del mediodía a la plaza del Azoguejo y la final se han hecho esperar; las cerca de 700 ovejas de la ganadería de Andrés Martín empezaban a aparecer por la carretera que baja a la Universidad IE sobre las 12:50 guiadas por cerca de una decena de pastores que, junto a ellas, daban sentido a la IV Fiesta de la Trashumancia. Una festividad surgida, como explicaba el ganadero Jesús María Valverde, miembro de Segolechal, "para reivindicar un poco el papel del ganado ovino, para que la gente sepa que esto empezó a partir en el siglo XIII y ha sido importante a lo largo de estos años".
Valverde, que aguardaba a ovejas y pastores a los pies del Acueducto, aún mantiene la tradición de la Trashumancia y cada año en abril sube a la sierra de Guadarrama, al paraje Los Valdíos y a principio del mes de mayo vuelve a bajar a Escarabajosa para esquilar a las ovejas y volver a subir a la montaña. Junto a Ceferino Gómez, propietario de Cárnicas Ceferino, comentaba que el sector ovino sobrevive, sobre todo "gracias a la exportación a países árabes y musulmanes como Libia, Líbano o Francia", donde dicen "hay ya casi más árabes que franceses y están empezando a hacer las cosas muy bien". Además, explicaban que ahora mismo en España la producción de ovino se sitúa en alrededor de 14 millones de cabezas al año, cuando hace poco eran 22, y el precio del cordero lechal ha bajado desde los 65 o los 85 euros, a los 48.
Tanto Jesús María Valverde como Ceferino Gómez coinciden en que "el Gobierno debe preocuparse un poco más de promocionar la carne de cordero, que es lo mejor que tenemos en España y dar ayudas a los ganaderos, algo para poder subsistir", porque al parecer de Gómez "en el único sitio en el que ha aumentado el lechal es en Zamora, por los quesos" y sentencia, "el que no ordeña está condenado a una muerte segura".
Pero como el día era de fiesta y no para lamentar la situación del ganado ovino, el grupo de danzas de Cuéllar tocaba música junto al Acueducto y bailaba al son de la dulzaina y del tamboril; los mismos instrumentos que, llegado el momento, se acercaban a recibir a las ovejas ante la mirada curiosa de muchos turistas. Éstos, armados de dispositivos de grabación no perdían ni un sólo detalle de los movimientos de las ovejas al llegar a la plaza del Azoguejo.
Como quien sabe perfectamente dónde tiene que colocarse, con la ayuda de los pastores, las ovejas iban agrupándose en círculo, hasta que, quietas las del medio, las de alrededor daban vueltas como si bailasen al sonido de la música.
Pocos minutos más tarde tocaba retirarse y mientras los pastores guiaban a las ovejas Vía Roma hacia abajo, la gente iba acercándose a lugar donde los pucheros calentaban la caldereta preparada para celebrar la Fiesta y colaborar con Amref. A la celebración sólo le quedaba la comida y recibir al Cencerro Dorado, Johhny Cifuentes del grupo Burning. El teclista llegaba a penas unos momentos después y, dando motivos a su galardón gritaba mientras agitaba con fuerza el cencerro "¡¡El cencerro de oro!! ¡¡Bien!!", reconociendo sentirse "muy orgulloso; es una muestra más del amor que le tengo a esta ciudad, que siempre me ha tratado muy bien cuando he venido".
"Desde ahora lo pasearé allí donde me lleve la vida, la música, la carretera; siempre diré que tengo el cencerro de oro de esta tierra grande de agricultores y ganaderos, presumiré de ello, lo digo de corazón", finalizaba, agitando de nuevo el cencerro.
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