Las marionetas se despiden de Segovia y de una 30 edición de Titirimundi llena de sol y de nubes

La 30 edición de Titirimundi se despide esta noche, con la actuación de la compañía Bêtes de Foires y su espectáculo 'Petit thêatre de gestes' a las 21:00 en la plaza de toros de San Lorenzo, de unos días en los que el sol y la lluvia han convivido con las marionetas, maltratándolas en más de una ocasión.

Y es que no ha sido la mejor edición de un festival al que el buen tiempo siempre ayuda, sobre todo contribuyendo al ambiente que se crea en calles y plazas. Algo que por fin se hizo notar ayer, cuando la lluvia quiso dar una tregua y no se dignó a aparecer ni por momentos, como sí había hecho los días anteriores. De ese modo, y en una ciudad en la que resultaba imposible aparcar el coche por ninguna parte próxima al centro, los patios y plazas, como la de San Martín, se llenaron de gente dispuesta a esperar, en ocasiones cerca de una hora antes, a que diesen comienzo los espectáculos. En muchos de ellos, como por ejemplo en el que Justo Thaus llevó a cabo en los jardines del Museo Esteban Vicente, o en el que Teatro Konmo interpretó en los Jardines de San Juan de los Caballeros, incluso se formaban colas alternativas de espectadores sin entrada que buscaban un hueco de última hora.

Tal y como hicieron la mayoría del resto de espectáculos, 'El Gran Carlini' y 'El cuento del viejo lobo' conmovieron e hicieron ilusionarse y reír al público que se dio cita en estos jardines. Mientras el pequeño mago títere sorprendió con sus trucos a niños y mayores, logrando, por ejemplo, que una pelota desapareciese de una caja para trasladarse y aparecer en otra, los checos desataron carcajadas gracias a su particular versión del cuento de Caperucita, contada por un lobo bueno y divertido, en un espectáculo en el que los protagonistas tan pronto eran marionetas, como actores vestidos con caretas sobre un escenario multiusos.

Eugenia Manzanera, el Teatro de Ilusiones Animadas, el domador del Circo de las Pulgas, La Chana en el patio del Palacio de Quintanar o los espectáculos abiertos como el de Pelele Marionettes, Rufino Clown, Los Duendes, Teatro del Drago o La Malette llenaron de sol un domingo al que también se apuntaron otros como Jordi Bertran, que como no tenía función ayer no quiso perderse el tierno relato de 'Óscar, el niño dormido' en el Teatro Juan Bravo.

Según caía la noche las furgonetas y caravanas iban desapareciendo del entorno de la Plaza de Toros. Titirimundi desaparece un año más entre las nubes; menos mal que, como decía su director, Julio Michel, el carrusel se queda unos días más junto al Acueducto frenando el impacto de la despedida.