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Sombras para lucir una tarde de domingo

Zoquejo.com | 31 Miércoles, 14 de Octubre de 2015 Tiempo de lectura:

Cuatro árboles de cartón y una pantalla; con eso, además de con un juego de luces y la conmovedora danza de su protagonista principal, se bastó el pasado domingo la compañía Au Ments para lucir, a base de sombras, una tarde de domingo.

[Img #30413]Fueron muchos los niños de todas las edades que, acompañados por sus padres y abuelos, habían ido a comprobar en primera persona al Teatro Juan Bravo de la Diputación Provincial de Segovia, la versatilidad de las sombras y las luces. También la potencia y la credibilidad que unos simples acordes de música pueden darle a unas imágenes.

 

"Malasombra" se llamaba el espectáculo y algún pequeño espectador no tardó en encontrarle significado al nombre. Después de un inicio lleno de color rosa y pequeños saltos de felicidad, en el que el negro reflejo jugaba un papel de acompañante, tocó ver cómo la protagonista perdía a una sombra hipnotizada por un cazador de proyecciones.

 

Acompañando a la escena, los altavoces del Juan Bravo comenzaron a emitir sonidos de notas de guitarras eléctricas graves y oscuras, las sombras se alargaron sobre la pantalla, una jaula gigante sujetada por una mano de uñas largas y puntiagudas atrapó a la sombra de la bailarina, y alguno que otro pidió salir de la sala.

 

La mayoría, sin embargo, permaneció para ver y aplaudir cómo correteando de un lado a otro del escenario, la protagonista y su sombra se reencontraban tras varias peripecias e intentos por escapar del malvado hipnotizador. El pequeño público entendido comentaba las escenas y aunque había veces que no se enteraba bien y un "¿eso qué es?" se colaba alto en el patio de butacas, otras, la voz de alarma avisaba del peligro o certificaba "¡mira, ahí está la chica!".

 

Con golpes de martillo a los engranajes del tiempo que se proyectaban sobre la pantalla, cincuenta minutos después las luces se encendían y los pequeños abandonaban el Teatro Juan Bravo con la mano bien agarrada a la de sus padres y una lección aprendida; más vale no perder la sombra que acompaña, que aunque a veces incordia, en la mayoría de las ocasiones nos vuelve valientes y nos protege de lo verdaderamente oscuro.

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