La investigación ha sido fruto de la colaboración entre el Instituto de Cultura Tradicional “Manuel González Herrero” y la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce
A finales del mes de septiembre, la prestigiosa revista “Goya”, editada por la Fundación Lázaro Galdiano, incluirá entre sus artículos el titulado “Aspectos del esgrafiado en el Renacimiento Español”, obra del historiador segoviano Rafael Ruiz Alonso. La investigación ha sido fruto de la colaboración entre el Instituto de la Cultura Tradicional “Manuel González Herrero” y la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce, instituciones que el pasado año acordaron apoyar un proyecto pionero en el mundo sobre las “Corrientes nacionales e internacionales del esgrafiado”, siendo el trabajo que ahora verá la luz su primera gran aportación.

El contenido de este artículo aborda por vez primera la aplicación de una variante técnica del esgrafiado a la arquitectura española del siglo XVI, que llegó también a adornar los muros segovianos: el esgrafiado con acabado en cal. Sus características más acusadas son el empleo de dos capas de diferentes colores (siendo su combinación más usual la que integra el gris y el blanco), el poco relieve de su decoración y la aplicación de unos patrones ornamentales figurativos, más ambiciosos en detalles que el abstracto repertorio geométrico del esgrafiado mudéjar.
Nacida en Italia en los albores del Cinquecento, esta técnica se expandió rápidamente por buena parte del continente europeo, cuajando especialmente en Suiza, Alemania, Austria, República Checa, Polonia, etc., encontrando también acogida en zonas muy determinadas del oeste peninsular: dos núcleos de la provincia de León, el área segoviana, Extremadura y Andalucía occidental, a las que hay que sumar una parte muy importante de Portugal. Cada uno de estos territorios irá aplicando a su arquitectura este procedimiento decorativo, plasmando con él elementos formales del léxico renacentista; sin embargo, parte de la ornamentación se desarrolló con pautas propias, de manera que casi puede hablarse de escuelas regionales
Dentro de este panorama, Segovia se manifiesta con una personalidad propia al permitir observar cómo las nuevas modas se fueron aclimatando a los gustos de una ciudad acostumbrada al efecto del esgrafiado mudéjar, dando lugar a curiosos híbridos como la galería que se abre en el Palacio Ayala Berganza, donde comparten espacio la tradición y la vanguardia. También debe obedecer a la pujanza de los gustos medievales segovianos el uso de elementos tapizantes, configurados ahora con el esgrafiado de raíz italiana, aplicados a zaguanes y patios de numerosos edificios, algunos ya desaparecidos (Casas de Mexía Tovar, del Conde de Bornos, de los Cascales, de “las Monas”, de Quintanar, etc.). Hacia la mitad del siglo, la tendencia europea se impone –sin renunciar por ello a todas estas particularidades- ofreciendo manifestaciones tan importantes como la sacristía de la parroquial de Torreiglesias, el patio del Palacio del Marqués del Arco, el Arco de la Canonjía, el interior ruinoso de la iglesia de Santa María de Mediavilla en Pedraza o la galería que se abre al jardín en el Torreón de Lozoya. Pérdidas significativas de este panorama son el campanario de la iglesia de Hontoria o una dependencia interna del monasterio de San Antonio el Real, donde apenas se conservan unos fragmentos.



Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.157