Carlos Gila jr. ataca de nuevo

Los dos centenares de trabajadores de Panrico en Valladolid están tan preocupados como sorprendidos por la decisión tomada por su nuevo consejero-delegado de suspender temporalmente el pago de sus nóminas. Sorprendidos porque a finales del pasado año la compañía firmó un convenio con la consejería de Agricultura que contemplaba una inversión de 2,6 millones de euros para modernizar y ampliar la línea de producción. Y preocupados porque, a poco que se hayan informado de quien es el ejecutivo se ha hecho cargo de la gestión de Panrico, serán conscientes lo que se les puede venir encima.

El abogado y economista segoviano Carlos Gila Lorenzo es un precoz ejecutivo especializado en gestionar, cuando no liquidar, empresas en dificultades. Hijo del diputado de UCD del mismo nombre, con solo 27 años llegó a presidir la Federación Empresarial Segoviana, donde su mandato ya fue bastante controvertido. Y a partir de ahí inició una trayectoria jalonada siempre por la polémica. Mucho dio que hablar su gestión al frente de la empresa publica Alycesa, donde recaló en 1996 de la mano de la ministra de Agricultura, Loyola de Palacio. Como presidente de Alycesa, copropietaria de la aceitera Coosur, Gila formó parte del consejo de Administración de Ebro durante la tormentosa etapa presidida por Vicente de la Calle, destituido por Rodrigo Rato tras un agrio enfrentamiento con Juan José Lucas, entonces presidente de la Junta.

Tras salir de Alycesa y Ebro, el ahora mandamás de Panrico fue el intrépido empresario que en el año 2.000 sorprendió a propios y extraños adquiriendo por el simbólico precio de 2 euros la empresa Sintel, la antigua filial de Telefónica que había entrado en quiebra tras su extraña venta al cubano Mas Canosa. Gila se ocupó de liquidar Sintel, cuyos trabajadores habían permanecido acampados durante meses en el Paseo de La Castellana. Tampoco estuvo exenta de polémica su paso por La Seda de Barcelona, de la que fué vicepresidente ejecutivo hasta 2010. Y ese año es cuando ficha por Oaktree Capital, el fondo norteamericano que, tras convertirse en primer accionista de Panrico, ha encomendado al ejecutivo segoviano el “saneamiento” de la compañía, que arrastra una deuda de 700 millones de euros.

Así pues, los trabajadores de Panrico ya saben con quien se juegan los cuartos. Lo mismo que la consejería de Agricultura, que se había comprometido a subvencionar con 700.000 euros la inversión anunciada en la planta vallisoletana. ¡Quién le iba a decir a Silvia Clemente que iba a tener que lidiar con su paisano Carlos Gila jr. en torno al futuro de Panrico en Valladolid…!

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