Nidito de amor en el "mausoleo"

Que en el “mausoleo”, como llama Pedrouve a la sede de las Cortes, hay mucho vivo y proliferan situaciones un tanto atípicas son dos cosas hace tiempo constatadas que han tenido cumplido reflejo en esta sección. Conocidas son las diferentes modalidades de mamoneo económico con las que se benefician una gran parte de los procuradores, así como la financiación encubierta de las distintas fuerzas políticas a través de las subvenciones asignadas a los grupos parlamentarios. También fenómenos un tanto extraños que han levantado las sospechas de algunos representantes de la oposición acerca del posible espionaje de sus teléfonos y correos electrónicos. Pero lo que no podía imaginar “El topillo” es que el despacho de algún procurador pudiera ser el escenario de discretos encuentros amorosos.

Y esta es la comidilla que circula en las últimas semanas por el “mausoleo” a raíz de que determinada señoría fuera sorprendida en su despacho a horas no habituales de trabajo -esas en las que operan los servicios de limpieza- en compañía y actitud un tanto embarazosas. Un encuentro que, a tenor de la existencia de champán en el despacho, no parece que fuera casual ni improvisado.

A “El topillo” le resbalan las aventuras o desventuras amorosas de nuestra grey política, siempre, claro está, que se mantengan completamente al margen de los medios y recursos públicos puestos a su alcance. Y lo de utilizar el despacho para este tipo de encuentros “extraparlamentarios” resulta, además de improcedente, bastante cutre. Máxime si se dispone de un sueldo de las propias Cortes lo suficientemente elevado como para poder permitirse pagar la habitación de un hotel (o de un motel, si se prefiere extremar la discreción).

Por lo demás, no crean que es el primer caso en el que un político de esta comunidad mantiene escarceos amorosos en su propio despacho. Si los vigilantes de algunas consejerías hablaran, no pueden imaginarse las sorpresas que nos llevaríamos…

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