Palencia, una crispación que no cesa

¿Qué está pasando en la apacible ciudad de Palencia, que últimamente es noticia un día sí y otro también y no precisamente para bien? No se recuerda a orillas del Carrión un ambiente político tan crispado y enrarecido desde el “caso Becerríl”, aquel díscolo concejal de la UCD objeto de un secuestro exprés por el que resultó condenado un ex primer teniente de alcalde de ese mismo partido.

En mera anécdota ha quedado la famosa “pillada” de micrófono sufrida por el alcalde, Alfonso Polanco, al lado del posterior y chusco episodio protagonizado por la concejala Vanesa Guzón, cazada in fraganti en su intento de cobrar una ayuda pública a la que no tenía derecho, con el agravante de intentar responsabilizar de ello al servicio público de empleo. Resulta inconcebible que la susodicha siga en el cargo sin que ni el alcalde ni los responsables del PP palentino hayan forzado su dimisión. Ni siquiera después del incidente provocado por su novio, quien durante el último pleno municipal se permitió increpar desde el lugar reservado al público al portavoz socialista, Heliodoro Gallego. Un deplorable incidente tras el cual el interfecto ha abandonado su militancia en las Nuevas Generaciones del PP.

No se habían apagado los ecos de ese incidente cuando el socialista Gallego ha vuelto a ser noticia por otro truculento episodio. La policía ha culminado con éxito la investigación para localizar al anónimo autor de la campaña de difamación sufrida en Internet por el anterior alcalde palentino. Aunque oficialmente no se ha desvelado su identidad, la autoría de dicha campaña se atribuye a un conocido ex militante socialista con residencia en Villamuriel de Cerrato. Todo un respiro para el PP de Palencia, al que solo le hubiera faltado verse implicado en tan escabroso asunto.

Tampoco han contribuido nada a calmar las agitadas aguas del Carrión unas recientes declaraciones del obispo de la diócesis, Esteban Escudero, expresando su temor de que la “crisis social, económica, moral y religiosa” derive hacia “una confrontación social violenta”. Lo que faltaba: Todo un monseñor generando alarma social…

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