El arte de la química

"Desde hace varios años, Quintanilla observa como distintos compuestos químicos interfieren, cómo reaccionan unos con otros. “Los elementos son como hombre y mujer, aunque sin las restricciones que hay en el cerebro humano. Solamente conocen la ley de la Naturaleza. Se unen con el impulso del instinto, […] se atraen mutuamente y ambos crean algo nuevo.” Como lo explica el mismo, se trata de un trabajo “espontaneo”, observando cómo, a partir de elementos químicos (cloro, anilina, cromo, hierro,…) se generan colores y texturas. El resultado es impresionante y va mas allá de la división típica entre abstracción y figuración.

Azules metálicos se funden con verdes, ocres, grises, rojos,… De estos matices infinitos, nacen perspectivas profundas y paisajes oxidados. Con mucha poesía, Quintanilla incorpora siluetas humanas o animales que parecen difuminados, absorbidos por la materia. Los efectos visuales obtenidos por la combinación intuitiva de los compuestos químicos recuerdan paradójicamente los cuatros elementos del mundo: la tierra, el agua, el aire y el fuego.

Esa sensibilidad de la materia despierta una sensación extraña de intemporalidad. Parece que los cuadros han vivido muchos años, que el tiempo se les ha comido. Gracias a su paciencia, Quintanilla produce en algunas de sus obras una atmosfera parecida a la de las pinturas marítimas del pre-impresionista inglés William Turner (1775-1851) o del expresionista belga Constant Permeke (1886-1952).

Tal como un científico aislado en su laboratorio o un alquimista de los tiempos postmodernos, Quintanilla encontró una técnica original y propia que le permite crear un mundo indefinido, al cruce entre cerámica, grabado, acuarela y fotograma, fruto de una experimentación solitaria y tenaz."

Sébastien Noulet


Información práctica:
Sala Unturbe del Casino de la Unión
Debajo del hotel Las Sirenas
Calle Juan Bravo, 30
Del 1 al 15 de diciembre
Contacto: 626829001

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