Otra vez que nos comemos el 'marrón' del vecino

Somos, o no somos? O vamos a setas o vamos a rolex…un poco de seriedad por favor que nos estamos jugando el tipo todos.

Este es el resumen de una conversación de bar típica, con hostelero típico y cliente segoviano típico, eso sí, esta vez en el atípico petril de una plaza que, por la gracia de Lorenzo, calentaba además de los ánimos los cafés servidos en un vaso de cartón.

Y la cosa venía a decir que dónde narices estamos los segovianos, y nuestros jerifaltes segovianos para reivindicar nuestra provincialidad y nuestras especiales circunstancias. Ahora sí que somos de Castilla y León, no? Vaya, que nos comimos todo el marrón en la primera ola, con un hospital absolutamente deficitario de recursos para nosotros mismos y para los vecinos de Madrid, y ahora también nos tenemos que comer el marrón porque Burgos o Valladolid están constipados.

Hala, tabla rasa para todos los castellanoyleoneses que las calamidades unen mucho y hacemos patria.
Una vez más la centralización que ejerce la Junta, nos deja a los pies de los caballos. Ni siquiera se han planteado soluciones salomónicas como las de Madrid (más o menos al gusto de los ciudadanos) que, siendo una única  provincia, no ha tenido reparos en cerrar y tomar medidas por datos objetivos en municipios e incluso por barrios concretos.

Aquí no. Todos a una. Y si bien ahora la curva de incidencia de la COVID en nuestra provincia es notablemente más baja que en el resto de la Comunidad, Segovia no existe, aquí seguimos mano sobre mano, con los bares y restaurantes esperando el santo advenimiento de la centralizada Junta de Castilla y León y a merced de las decisiones que tome la vecina capital que son las que de verdad nos dan de comer.

Mala suerte estar en medio de dos gallos y esta vez salimos mal parados. Los primeros, nos dejan sin hostelería un mes, sin que los datos de nuestra provincia hayan sido tenidos en cuenta por nadie; y los otros, acto seguido, se encerrarán cuando nosotros hayamos podido abrir nuestros fogones, de modo que esperemos que sean los de Soria, Valladolid y Zamora los que vengan de puente (si les dejan).

Estamos en medio del desconcierto. No sabemos qué nos espera a partir del día 4, porque la última vuelta de tuerca de Igea ha sido no decir na, sólo ha abierto un poco la mano con respecto a su anterior discurso mucho más tajante y vaya, que ahora lo mismo todos cerrados o que a lo mejor unos si, otros no.

Lejos de compartir las teorías negacionistas, los datos se deben estudiar y contextualizar para actuar con ajuste a cada territorio, y ya que aquí somos mucho de tener duplicidad y triplicidad de administraciones para un mismo territorio, que sirva esta vez para dejar de hacer tabla rasa y aplicar medidas de control y contención a medida.

Si se resfría Burgos no tenemos que cerrar los bares aquí, si se resfría Madrid, nos parapetamos que ya tenemos experiencia; pero que sigamos sufriendo los constipados de los de León por estar en el mismo saco me parece querer ejercer un falso nacionalismo castellanoyleonés que mire usted, no lo veo.

Cada enfermo necesita su tratamiento aunque seamos hijos de la misma madre. La minería de León necesita reconversión. Billetes. La factoría Renault de Valladolid, ídem. Billetes. En Segovia, necesitamos otro hospital, pero como eso va para largo, de momento sólo necesitamos trabajar y que nos dejen sacar a nosotros los billetes.

Nuestra hostelería es nuestra industria y con los fogones cerrados solo se podrá levantar esta ciudad con billetes o billetes y entonces me temo no se hará tabla rasa.