Hemos asistido en los últimos tiempos a la culminación de la circunvalación de Segovia, que no ha sido moco de pavo. La celebración y boato que hubiese recibido tal obra en otros tiempos se ha visto también mermada, como no, por estos tiempos de pandemia. Sin embargo, ahí está nuestra nueva y flamante circunvalación como Dios manda, con sus viaductos y su doble carril. Atrás quedan los interminables años de obras y sus sabidos y sufridos inconvenientes. Habemus circunvalación.
Ahora tocan otras obras; que siempre hay agujeros que tapar, y parece que el más inminente para evitar goteras mayores es un hospital como Dios manda.
Espero que nuestros gobernantes sean por una vez gestores y no políticos y no nos vendan hospitales a plazos bajo las excusas del covid. En definitiva, que se dispongan a tapar este agujero con determinación y no con un apaño transitorio que aguante chirimiris hasta que nos venga un chaparrón.
No señores…no podemos comprar una circunvalación de un carril para ir saliendo del paso y vamos viendo. Esa moto ya nos la vendió el señor Cascos y no queremos comprar más. Somos, y ahora más que nunca demostrado, una ciudadanía estoica. Aguantaremos las obras el tiempo que haga falta, pero cuando acabe, que esté completito. Con su UCI, su demandada unidad de radioterapia y un número suficiente de camas para dar solución de verdad a la ciudad y provincia de Segovia así como a los veraneantes y turistas de allende la sierra.
La cuestión que se plantea en estos días es la referente a su ubicación. De las posibles alternativas que se barajan y defienden cada partido político, el tiempo premia y han de ponerse de acuerdo y pensar en el ansiado hospital como Dios manda, hace falta pensar a lo grande, y gestionar a lo grande, para llegar a un final y objetivo que no requiera de nuevos apaños tapagujeros.
La ampliación del hospital con nuevos edificios en la actual cantidad de tierras disponibles a su alrededor da solución inmediata si hay voluntad de hacerlo. Ni distorsiones paisajísticas, ni segregación de servicios hospitalarios a los sufridos ciudadanos, no son en esta ubicación excusa ni obstáculo para ello.
De modo que si por una vez impera el sentido común aunar voluntades de administraciones, políticos y ciudadanos sería lo propio. Si además fuera con celeridad, lo bordaban.
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