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Dos restauradoras segovianas tratan de recabar datos sobre la vida del rey Enrique IV, hermanastro de Isabel la Católica, a través de la exploración de la “huella imborrable” que dejó el monarca en el palacio que mandó construir en el corazón de la ciudad, “porque no le gustaba la vida cortesana en el Alcázar”.
Así lo han manifestado María Pérez-Mínguez y Helena Llorente Pavillard, restauradoras a las que inicialmente la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León, titular del inmueble, encomendó una intervención consistente en retirar las gasas que desde 2014 cubrían las yeserías como elemento de protección, dado que el edificio en esos momentos carecía de cubierta.
En mayo de 1453, el obispo de Segovia Luis Vázquez de Acuña declaró nulo el matrimonio de Enrique y Blanca, atribuyéndose a una impotencia sexual de Enrique debida a un maleficio. El monarca alegó que había sido incapaz de consumar sexualmente el matrimonio, a pesar de haberlo intentado durante más de tres años, el periodo mínimo exigido por la Iglesia. Algunas mujeres, prostitutas de Segovia, testificaron haber tenido relaciones sexuales con Enrique, por lo que la falta de consumación del matrimonio se atribuía a un hechizo.
En 1455 se casó en Córdoba con Juana de Portugal, con quien tendría a su única hija, la conocida como Juana ‘La Beltraneja’. Algunos historiadores apuntan que “fue mediante fecundación in-vitro con una cánula dorada”, señala la restauradora Pérez-Mínguez.
EL PALACIO
El palacio de Enrique IV también es conocido como la Casa de los Mercados Peñalosa o palacio de San Martín, barrio segoviano en el que se encuentra ubicado el edificio.
“Abarcaba toda la manzana, incluyendo también el área donde se encuentra actualmente el Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente”, afirma Llorente Pavillard.
El inmueble responde a una construcción típica de los palacios urbanos del siglo XV, de carácter mudéjar y cuya organización es anárquica, con varios palacios comunicados entre sí, entre ellos, el del Rey y el de la Reina. El edificio se organiza en torno a un patio porticado con pilares de carácter toledano y las salas entorno al patio está techado con alfarjes de vigas policromadas con las armas reales de Castilla y León en las tabicas. El palacio fue declarado en 2005 Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento.







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