Ni el amor marital de Lorca
en sus sonetos del amor oscuro,
ni su luna gitana
rondando la noche…
me dan la gana
de subir a la horca;
ya veremos mañana
lo que nos aporta
y si es que nos importa
o será vana
su dulce pavana melodiosa.
Aquí el poeta osa
a mirar por la ventana
y por ella se afana
en otras cosas
que sabe que le queman
como las lumbres cenizosas.
No teman, no teman.
Ya veremos mañana.
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