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Opinión¿Asesinas vs. Salvadoras? – Avispas vs. Abejas

SEGOVIA (CON)CIENCIA Nº2

¿Asesinas vs. Salvadoras? – Avispas vs. Abejas

Carla Llorente | 634 Jueves, 16 de Julio de 2020 Tiempo de lectura:

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A pesar de ser “primas-hermanas” y de que ambas piquen, es evidente que en la conciencia colectiva tenemos la idea de unas como un ser dañino, y de las otras como un ser esencial. ¿Es así porque las abejas nos sobornan con miel? ¿Son realmente las avispas una plaga que hay que exterminar?


Tanto avispas como abejas pertenecen a uno de los órdenes más numerosos de insectos, los himenópteros. Ambas poseen dos pares de alas membranosas y dos antenas relativamente largas, siendo las posteriores mucho más pequeñas. Y ambas, como ya sabemos, poseen al final de su abdomen un aguijón venenoso; aunque, aquí viene una información que quizá sea más desconocida: sólo lo poseen las hembras, armas de mujer que lo llaman.


Diferenciarlas suele ser fácil, todos sabemos que las avispas poseen esa famosa “cinturita” tan característica, mientras que las abejas son más rechonchas. Otra peculiaridad que tienen las abejas es que a simple vista son peludas, y sin embargo, las avispas, aunque también poseen estos “pelos”, los tienen más cortos y en menor proporción y de primeras no son fácilmente apreciables. Entonces, podríamos decir que las abejas son como ositos, gordos y peludos, y las avispas son unos seres más metrosexuales, estilizadas y depiladas.

 

Otra diferencia importante entre estos dos animales es la morfología de sus aguijones. El de las abejas está fijado a su cuerpo, y tiene forma aserrada. Al picar, éste se queda incrustado en su víctima junto con parte de los intestinos (que están unidos a la glándula de veneno), y obviamente la abeja muere tras la picadura. Sin embargo, el de las avispas es completamente liso (como una aguja hipodérmica) y retráctil, pueden usarle tantas veces como quieran sin sufrir ningún perjuicio. Por lo tanto, es común y de lógica que las avispas se lo piensen menos a la hora de atacar a cualquiera que las moleste.


Destacar también que hay otros insectos que se les pueden parecer o que se asocian al mismo orden y no lo son. Por ejemplo, los Sírfidos, que son una familia de moscas que también liban néctar y adquieren aspectos muy similares a abejas y avispas para no ser atacados. Los rasgos en los que hay que fijarse para evitar el engaño que les ha llevado años de evolución conseguir son: los ojos (más grandes que los de avispas y abejas), las antenas (mucho más cortas que las de éstas) las alas (sólo poseen un par).

 

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Cuando oímos hablar de abejas, a la mayoría nos invaden sentimientos positivos (a pesar de que hayamos podido recibir un picotazo suyo). Pensamos en la dulce miel, en las flores y la polinización, que hemos oído que sin ellas se acabaría el mundo… ¡Son las grandes salvadoras! Sin embargo, cuando nos hablan de avispas el cuento es muy diferente. Todos pensamos en tardes de piscina desagradables, meriendas al aire libre arruinadas… ¡Y encima, hemos oído que matan a nuestras amigas las abejas! Además de molestas, asesinas, lo tienen todo.


    Sin embargo, la realidad es muy diferente. Las avispas tienen una muy mala fama, durante años han tenido malos publicistas, ni siquiera los científicos les prestaban la misma atención que a las abejas (solamente el 2,4% de los estudios de abejas y avispas tenían como protagonistas a las avispas). Pero esto debe acabar, ya que sus poblaciones están disminuyendo de manera alarmante, al igual que las de abejas. Y debemos ser conscientes de que ecológicamente tienen funciones tan importantes o más que éstas.


    A excepción de unas pocas especies, todas las avispas son carnívoras. Su principal alimento son otros artrópodos, insectos en su mayoría (sí a veces cae alguna abeja, pero son las menos), por lo que desarrollan un papel fundamental en el control de estos animales (algunos de los cuales pueden convertirse en plagas). Además, mientras cazan, como la mayoría de sus presas se encuentran entre flores, polinizan de manera indirecta. Hay estudios que han demostrado que en ocasiones las avispas son responsables de polinizar incluso más que las propias abejas domésticas (Apis mellifera).


    Aquí surge otra idea a desmontar, y es que no todas las abejas son esos animales sociales productores de miel que siempre nos han contado. Tan sólo unas pocas especies viven en sociedad y sólo 5 producen miel. El resto, son solitarias y silvestres, y según los últimos estudios la presencia cada vez mayor de abeja doméstica hace que éstas más “campestres” desaparezcan. Las abejas silvestres llegan más tarde que las melíferas a los campos en flor y se ven obligadas a desplazarse a zona de matorral, pero cuando ya no hay flores, las domésticas van a alimentarse a los matorrales, dejando de nuevo a las silvestres sin alimento. Son un poco abusonas, todo sea dicho, algo nada bueno ya que los cultivos con presencia únicamente de silvestres producen el doble de frutos que los que cuentan con melíferas.


    Lo más importante para la conservación de las abejas es que haya un equilibrio zonal entre domésticas y silvestres, y lo más importante, reducir el uso de pesticidas y plaguicidas en los campos de cultivo y jardines, que acaba con la vida de ambas. Como alternativa, podemos dejar que las avispas, como hemos visto anteriormente, se ocupen de todos este trabajo.

 

Otro de los grandes enemigos para ambas es el cambio climático, que está afectando a todas las poblaciones de insectos y que ya ha ocasionado la desaparición de más del 75% de la biomasa de éstos en muchos lugares del mundo.


    En la península albergamos más de 1.000 especies de abejas diferentes, casi la totalidad de ellas silvestres. De avispas no se tiene una cifra concreta, debido a esa gran marginación que han sufrido y a que en los últimos años se han acontecido numerosas invasiones de especies exóticas, que causan grandes perjuicios en los ecosistemas, así como al ser humano. En toda la provincia de Segovia, contamos con más de 10.000 colmenas de abeja doméstica censadas. Y si nos vamos al entorno “más salvaje” las abejas y avispas silvestres son fácilmente visibles casi en cualquier lugar, tanto ciudades como espacios naturales. Otorgarles el valor que tienen, protegerlas y evitar la desaparición tanto de unas como de otras, deberían ser acciones cotidianas a llevar a cabo si queremos conservar el orden natural de las cosas.

 

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