Viaje soñado a Segovia

Una mañana
dominguera más,
frente a la ventana
que al campo da,
estoy mirando cómo grana
el trigo candeal
este junio de llama
totalmente solar.

Sierra de Guadarrama…
mi corazón te va
la última nieve inmaculada
a pisar y manchar
transpasando la gracia
de tu montura forestal
por la que el Arcipreste y las serranas
se fueron a encontrar
camino de Segovia la altozana,

la ciudad ideal
que se engalana
como fiel Patrimonio de la Humanidad
y que se alza
sobre un pedregal
y sobre un mar de cereales y retamas
que inundan la memoria del lugar.

Segovia, canela en rama,
Segovia en San Millán,
Segovia del Alcázar,
Segovia del Bravo Juan,
Segovia de la Dama
que es su catedral,
Segovia, hebra de agua
de su acueducto universal,
Segovia mística y pagana,
Segovia de Teresa y de San Juan,
Segovia amurallada,
Segovia del Eresma espiritual,
Segovia encampanada

con monasterios de piedad
y con torres tan altas
como el águila real.
Segovia de Fuencisla,
su Madre celestial,
Segovia por Machado tan amada,
Segovia del jerónimo Parral,
Segovia taladrada
por el aire azul y audaz
de la montaña,
por el grajo y el alcotán
y por las chovas encurvaladas
zigzag, zigzag….

Acógeme, paisana,
tanto te di, tanto me das;
ya llego desde mi ventana
sin parar de soñar.