La Academia de Artillería inaugura en el Alcázar un nuevo curso con un total de 214 alumnos de tres promociones

La Academia de Artillería ha dado hoy inicio de forma oficial al curso académico 2017-2018, en el que cursarán sus estudios 45 caballeros alféreces cadetes de 5º pertenecientes a la 306 Promoción de Escala de Oficiales, 82 sargentos alumnos de 3º pertenecientes a la XLIII Promoción de la Escala de Suboficiales y 87 caballeros y damas alumnos de 1º pertenecientes a la XLIV Promoción de la Escala de Suboficiales.

El acto ha sido presidido por el teniente general Pedro Galán García, jefe del Mando de Canarias, quien escuchaba, al igual que el resto de los presentes, al teniente coronel subdirector pronunciar la primera lección del curso. Ésta comenzaba citando al Jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra, el general Francisco Javier Varela, cuando habló de las virtudes militares como el valor, la disciplina y el ejemplo en su toma de posesión el pasado mes de abril.

"Valores, conocimientos, preparación, liderazgo, prestigio, ejemplo... ahondemos ahora en estos principios y contemos a nuestros alumnos que éstos no son nada recientes y ya se inculcaban con acierto en el Real Colegio de Artillería de Carlos III", pedía el jefe de estudios a los alumnos de la Academia, para acto seguido recordar cómo fue inaugurado el primer curso del Real Colegio en 1764, presidido por el general de Artillería, el conde de Gazola. "Ahora, 253 años después de esa primera lección a la primera promoción de oficiales artilleros, ¿a qué destino sois llamados vosotros, estimados alumnos?", preguntaba el encargado de pronunciar la lección inaugural, antes de observar que "mandar y hacerlo correctamente, en los tiempos y escenarios actuales, exige una capacidad de liderazgo que os compromete desde el minuto cero".

Constancia, ejemplaridad, honradez, compañerismo, lealtad, cooperación individual, constancia y, sobre todo esto, espíritu de promoción, son cualidades que a menudo se pide a los militares que muestren y que hoy también iban a tener su hueco en las palabras inaugurales.

Con el himno de los artilleros aún resonando como el ruido del cañón en los oídos de los asistentes al acto de apertura del curso, la agrupación de alumnos se desplazaba hasta la plaza de la Reina Victoria Eugenia para posteriormente desfilar y regresar a la Academia, dando por concluido el acto.