Segovia fue testigo del inicio del Simposio Internacional de Danza, un evento que la convertirá a esta localidad española en la capital universal del baile en los próximos días. No en vano, la ciudad ya acoge desde el pasado lunes el 35 Congreso Mundial de las Artes Escénicas –organizado por el centro español del Instituto Internacional del Teatro (ITI)-, del que este Simposio forma parte.
El ITI es el máximo organismo internacional de teatro, encargado de poner en común organizaciones escénicas mundiales y emprender proyectos que ayuden al desarrollo de los territorios a través del teatro y la danza. En esta última faceta se centra el Simposio, una muestra de muchas de las corrientes pasadas y futuras, y dominantes y alternativas, de la danza a nivel internacional.
En la espectacular ceremonia de apertura, celebrada a los pies del Acueducto de Segovia, el Ballet de Cámara de Madrid interpretó la mayoría de las heterogéneas obras que formaron parte del evento, junto a una colaboración del BCN City Ballet de Barcelona.
La primera pieza de la que el público pudo disfrutar fue “Ritmos”, una coreografía de Víctor González Curubeco que mezcló ritmos caribeños con otros propios del jazz. En “The Scientist”, coreografiada por Enrique Pérez Velasco, una pareja protagonizó un baile mucho más experimental sobre una psicodélica música de Henryk Górecki. “Muerte del Cisne”, por su parte, fue toda una muestra del ballet más clásico y a la vez trágico a través de una delicada coreografía de Lienz Chang interpretada por el joven Diego Rodríguez.
Igualmente sobrecogedora fue la actuación de “Bachiando”, mientras sonaban Johan Sebastian Bach y Yo-Yo Ma en una arriesgada coreografía de Ioshinobu Navarro Soler cargada de fuerza y significado. En similares términos puede hablarse de “Historias”, que puso las emociones del público al público a flor de piel gracias a la emocionante interpretación de una coreografía de Ramón Oller por parte de sus jovencísimos protagonistas, esta vez integrantes del BCN City Ballet.
Sin embargo, fue la coreografía de Manuel Garzón Albarrán “Balada para un loco” la que más inquietud despertó entre la audiencia. Todo un manicomio desplegado en el escenario a través de unos estremecedores sonidos combinados con una imprevisible banda sonora, y unos movimientos tan medidos como “desquiciados” que hacían abandonar a los personajes su estado de locura para hallar un camino a la libertad. Por último, la coreografía de Inés Hellín “Bach Flamenco” puso el toque folclórico a la noche con un espectáculo innovador de corte flamenco lleno de fuerza y pasión.
En el acto los maestros de ceremonias tuvieron un recuerdo a la labor de los voluntarios del Congreso Mundial de las Artes Escénicas, la mayoría de ellos jóvenes segovianos o estudiantes de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Un elemento vital para hacer posible noches tan mágicas de danza y teatro en Segovia.







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