Aquellas portadas de periódicos que nunca olvidaremos: Segovia recuerda el asesinato de Miguel Ángel Blanco

"¿Cómo no lo voy a recordar, si hoy es mi cumpleaños? Le asesinaron el mismo día de mi cumpleaños", relataba hace unos minutos emocionada la alcaldesa, Clara Luquero, después de que miembros de la corporación municipal, de la Diputación, de la delegación territorial de la Junta y de la Subdelegación del Gobierno guardasen en la Plaza Mayor un minuto de silencio en memoria de Miguel Ángel Blanco, el concejal del PP asesinado por ETA hace hoy 20 años.

Cosme Aranguren, portavoz de Centrados en Segovia en el Consistorio, y Rodrigo González, defensor de la Ciudadanía, mostraban sus manos blancas recordando aquel gesto que, como el asesinato de Miguel Ángel Blanco a manos de ETA -conviene repetir y no olvidar el qué ni el quién-, "tuvo ese punto de inflexión que hizo reaccionar a la sociedad vasca con el 'Basta ya' y 'Hasta aquí hemos llegado'", rememoraba Luquero.

Llegados a este punto informativo, es preciso cambiar el tono, recuperar el minuto de silencio frente al Ayuntamiento y acercarse al recuerdo, que quizás esté cargado de opinión. Mirar al cielo. Junto a la concentración, y ajenos a lo que ocurría, un grupo de estudiantes extranjeros recibía en inglés y en un volumen ajeno al respeto, la información de su guía de que aquella mujer que se situaba en el centro de la silenciosa manifestación era la alcaldesa de la ciudad. Probablemente nunca lleguen a saber por qué, con la mirada perdida, el ceño fruncido y con la cabeza mirando justamente arriba o justamente abajo, todas esas personas se reunían en fila horizontal ante el pasado y también ante las cámaras de televisión.

Probablemente nunca lleguen a saber que hubo un día hace exactamente 20 años del que nadie olvidará las portadas de los periódicos. La misma cara. La misma angustia. La misma fotografía en la memoria. Esa que hace imposible no recordar que algunos guardábamos la espera protocolaria en el aeropuerto para coger un vuelo a Montreal, que otros, como la alcaldesa, celebraban en familia su cumpleaños, que había quien preparaba un viaje y que otros cubrían su primera noticia como periodistas. Aquellos días, aquellas horas de horror para la familia de Miguel Ángel Blanco, las fueron de preocupación para toda una sociedad que aún tuvo que aguantar durante años el sonido del disparo por la espalda, la amenaza en el teléfono, la precaución en los bajos de los coches.

Y es que, por poner un ejemplo cercano, no demasiado lejos del Ayuntamiento de Segovia junto al que hoy se guardaba un minuto de silencio en memoria del concejal asesinado por ETA, Miguel Ángel Blanco, en la puerta de la Academia de Artillería, en la entrada de la Base Mixta, en el paso a Baterías, todos cuantos cruzaron con su coche, fueron durante años revisados minuciosamente por un espejo sencillo pero mágico, que como en otros muchísimos puntos de España vigiló que el destino de Miguel Ángel Blanco, como el de tantos otros que forman parte de la lista negra de la banda terrorista ETA -militares, políticos, empresarios, policías, guardias civiles- no se repitiese de otra manera. "ETA seguía matando veinte años después de la aprobación de nuestra Constitución; ETA ha seguido matando hasta el año 2011, pero ese fue un momento verdaderamente de inflexión", recordaba Clara Luquero dos décadas después de aquel cumpleaños que nunca olvidará. De aquellas portadas de periódicos que nunca olvidaremos.