Hombres y perros revelan los sentimientos animales y humanos de todo lo que inspira a Fernández Hurtado

Alberto Fernández Hurtado habla bajito, como contando un secreto; como habla quien, a pesar de pintar en formato grande y de 'colarse' de forma semanal en las casas de distinguidos invitados con sello osborne, aún mantiene la humildad intacta y la mirada atenta a lo que ocurre a su alrededor, sin más intención que trasladar los sentimientos que le provoca esa panorámica a un lienzo. Desde hoy, siete de estos lienzos se exponen en el Centro de Creatividad de la Casa de la Moneda esperando, como los perros de uno de ellos, a un domingo vestido de lunes, de martes, de miércoles o del día que sea; esperando a que los visitantes al centro museístico se detengan en ellos y encuentren los sentimientos que inspiraron al pintor para crearlos.

Son hombres y perros, perros y hombres mirándose de frente en las paredes de una sala pequeña, pero suficiente para hacer reflexionar, por ejemplo, sobre el papel de la cultura. "A veces la cultura no te libera, sino que te hace más títere", cuenta Fernández Hurtado mientras se sitúa entre un murciano vestido de arriba abajo sin ataduras y un hombre desnudo del que cuelgan hilos, y al que posiblemente manejan las lecciones que lee en un libro cuyo título el visitante se quedará con ganas de conocer.

Aquellos que asistan a la muestra, que se mantendrá hasta el próximo 19 de marzo, comprobarán que alguno de los cuadros les suena de haberlo visto en la galería que el artista tiene en la Calle Real; como por ejemplo, 'Redes sociales', una obra de grandes dimensiones físicas y también psíquicas, ya que en 25 rostros enseña la cara virtual y desvirtuada de gran parte de la sociedad actual. "Aislamiento", revela Hurtado.

El artista habla entonces de los cuadros en los que refleja la relación entre perros y humanos de tres maneras, como mascotas, como herramientas y como alimento, y confiesa que realmente no pinta "al animal, sino que son metáforas de cómo veo estas relaciones". Los animales aparecen libres pero atados, funcionales pero limitados y también expectantes, en un cuadro pintado hace años al que el artista le guarda cariño y que, según cuenta, está basado en una fotografía que tomó hace tiempo; "los perros estaban montando un escándalo bestial, y en el momento en el que me acerqué y les hice la foto, se callaron", recordaba el artista, quien decía verse reflejado en "cómo me he sentido yo muchas veces, esperando el domingo".

La exposición la completan otros dos cuadros que, en palabras de su autor, "se salen más del realismo que hago habitualmente". En 'Insomnios' y 'Pesares' las cabezas de la misma persona se multiplican, dejando constancia de una inquietud que abarca todas las posiciones y ocupa todos los espacios.