Una obra de Juan Esplandiu inaugura una nueva serie UNA con un concepto y una periodicidad restaurados

Noviembre exponía en el zaguán de la Diputación la última obra de la exposición UNA en memoria de Jaime Gil de Biedma, con la que se ponía fin a una serie que había dado inicio con el objetivo de rendir homenaje al poeta de raíces naveras, en el año en que se cumplía el vigésimo quinto aniversario de su muerte. Ahora, dos meses después, la muestra UNA regresa a la entrada del Palacio Provincial con una periodicidad y un concepto renovados, gracias a los cuales los visitantes a la Diputación podrán observar, de forma mensual en su entrada, una de las obras que componen la extensa colección pictórica y escultórica de la institución provincial.

Estas piezas, que proceden, bien de compras o bien de donaciones a la Diputación a lo largo del tiempo, podrán mostrar así su belleza y valía a todos aquellos que crucen la entrada del Palacio. Muchas de ellas, además, forman parte de las donaciones que los pintores pensionados han ido ofreciendo durante todos los cursos llevados a cabo en Segovia; ahora como parte del programa de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce, y antes como Curso de Paisaje de El Paular.

Precisamente, uno de los primeros pintores que formó parte de este curso, Juan Esplandiu Peña (Madrid, 1901-1978), es el autor de la cálida obra protagonista de este febrero frío. En el cuadro, una acuarela sobre lienzo de 61x51 cm fechada en 1954, se puede observar un paisaje de campo, en el que amplios terrenos sin vegetación se ven interrumpidos por hileras de árboles verdes, con la Sierra de fondo y un cielo pálido de tarde de verano sobre ellos.

De Esplandiu, quien se formó en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando y fue becado por el Curso de El Paular en 1923, 1924 y 1925, se dijo que no abarcaba un tema concreto y que su humildad era tan grande, que disimulaba, en su misma sencillez, su maestría. Destacó siempre por alcanzar una presencia poética llena de sencillez en los rincones más vulgares, en los tránsitos urbanos sin solemnidad y en las figuras que no dejan huella, según ha escrito la responsable del Archivo y la Biblioteca de la Diputación, Susana Vilches, haciendo referencia a palabras de Camón Aznar.

En cuanto al curso de pintores pensionados, pocos conocen hoy en día que tiene su origen en 1919, cuando el Monasterio de El Paular, en la localidad madrileña de Rascafría, acogió el primer Curso de Paisaje, en el que los alumnos podían formarse en el paisaje pictórico frente a la naturaleza. A partir de 1950 el curso comenzó a compartir sede con Segovia y fue en 1954 cuando se instaló definitivamente en el Palacio de Quintanar, donde permanece hoy en día, dando a conocer cada verano a grandes talentos de las escuelas de Bellas Artes de toda España, gracias a la labor de la Real Academia de San Quirce y bajo la denominación de Curso de Pintores Pensionados del Paisaje.

Aquellas personas que quieran saber cómo pintaba uno de aquellos primeros pintores pensionados podrán hacerlo hasta el próximo martes 28 de febrero en horario de 9:00 a 14:00 horas y de 17:00 a 20:00 horas de lunes a viernes.