Ismael, el coleccionista del tacto tradicional

Esta mañana ha tenido lugar en La Alhóndiga, con la sorprendente actuación final de Vibra-tó, la presentación oficial de los XXXIII Encuentros Agapito Marazuela Folk Segovia, una edición especial en la que el homenajeado, Ismael, será un tipo que, momentos antes y mirando a la colección aportada a la exposición sobre su vida -que sólo se podrá visitar hasta este domingo-, afirmaba "este soy yo. Así soy yo, bien o mal, pequeño... pero qué se le va a hacer, así es la vida".

Una vida a la que él, Ismael, le lleva dedicando canciones desde hace tantos años, que su tacto para conseguir que ésta no pierda tradición, al tiempo que mantiene su actualidad, se observa en la manera que tiene de tocar su música y sus cosas desde la palabra. "Cuando amas una cosa no tienes ni que fijarte en lo que hace el otro; al final resulta que en realidad estábamos siguiendo el mismo camino", dice de su música y de la de Agapito Marazuela cuando se le pide una comparación. Del folclore y su peligro en medio de tanto mundo y tanto ruido, comenta que aunque "no puede ser algo estático porque sería una cosa muerta; evidentemente tiene que cambiar, tiene que evolucionar", tampoco debe perder personalidad. "La Globalización es un mal para la economía, para los conocimientos, para la personalidad de los pueblos; dentro de esa Globalización hay que intentar mantener una personalidad propia, que se sepa que un segoviano es segoviano", afirma.

Para el músico, octogenario ya, esta personalidad se refleja también en el tacto de una colección de tradición, que ahora se aferra a las paredes y las salas de la Alhóndiga para recordar a quien la visita que "las manos han sido las que han creado todo eso". Fotos de su abuelo, de sus primeros comienzos antes de irse a Francia, de su periodo en Paris, las portadas de sus discos, sus dibujos, sus cuadros... Todo cabe en el repaso a la vida del "eslabón absolutamente necesario para comprender el desarrollo de las músicas tradicionales de nuestro país", como le denominaba momentos más tarde Luis Martín, director de Folk Segovia, quien también destacaba de él su forma de "largarse de una opresión tremenda hasta París y convencer allí a la gente de lo que se podía hacer", además de la "generosidad de ser humilde y no darse ninguna importancia".

Y así realmente, humilde y sin importancia, recogía Ismael de manos de la alcaldesa, Clara Luquero, un pequeño recuerdo que decía, "incluiré en la próxima exposición". El músico lo sujetaba y se tocaba el corazón, agradeciendo el primero de los homenajes, dando muestras de su coherencia en las palabras pronunciadas antes, cuando había dicho que "en el amor se utiliza más el tacto, y en el amor por las cosas también; cuando coges una vasija y notas su rugosidad, ves donde se han enterrado las huellas del alfarero mientras hacía su trabajo, el tacto es muy importante".

Esta tarde, este tipo "bien o mal, pequeño", que según Luis Martín posee "la mejor colección de instrumentos tradicionales españoles", será homenajeado a partir de las 20:30 horas en el Teatro Juan Bravo, y avisa: "hoy no voy a tener nervios por cantar, voy a tener emociones que me van a salir por todos los sitios; puedo llorar o puedo ponerme histérico, pero hoy me lo voy a perdonar, todo va a ser una bendita sorpresa". Qué se le va a hacer... Así es la vida.