Los ojos de los niños, los espectáculos franceses, y Segovia y sus calles naranjas lucen la llegada de los Reyes

Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente ya están en Segovia y ya conocen, después de un buen rato atendiendo las peticiones de centenares de niños que habían aguardado pacientemente su llegada a los pies del Acueducto, qué es lo que los más pequeños esperan de ellos esta noche .

Lo que aguardaban los mayores, en cierto modo ya se había cumplido, como afirmaba la alcaldesa Clara Luquero momentos antes de la llegada de la comitiva a la Plaza del Azoguejo; la lluvia, tan solicitada para este 2016 y tan concedida en los tres últimos días, había dado una tregua y pese al frío, había permitido que miles de segovianos no dejasen ni un sólo espacio vacío a los lados del largo pasillo que ejercía de trayecto para los Reyes, desde la Catedral hasta el Acueducto.

De ese modo, pasadas las 19:10 horas, unos fuegos artificiales verdes anunciaban la salida por las calles naranjas de la ciudad de Melchor, Gaspar y Baltasar, quienes precedidos -además de por sus respectivos pajes y acompañantes- por un extraño, luminoso y bonito pez volador y por varios simpáticos y no menos brillantes zancudos, iban saludando y tirando caramelos a los niños.

Ellos, levantando los brazos hasta no poder estirarse más, les devolvían el saludo con manos, ojos y sonrisa, esperando, en un nada costoso ejercicio de fe, que Sus Majestades se hubiesen quedado con su cara y esta noche dejen, junto a sus zapatos, todos los regalos, materiales y no, que han escrito en sus cartas o han dejado con huella dactilar sobre una infinidad de catálogos de juguetes.