El 'Cuchinillo', el último capricho de José María

José María sabe lo que significa la palabra exclusividad. La ofrece cada día en su restaurante, cuando sirve un vino que no se encuentra en ningún otro lugar. Ahora ha añadido otro elemento único "para conseguir la excelencia sobre la mesa". Se trata de este cuchillo que le llevaba rondando años en la cabeza y que está especialmente ideado para "elevar la exquisitez del bocado".

No ha sido fácil que este cuchillo vea la luz. Porque él tenía muy claro lo que quería, pero nadie se lo daba. Para conseguirlo, ha echado mano de personas de su máxima confianza: Su proveedora María José Muñoz, ante la insistencia del empresario, pidió ayuda a su hija, la arquitecta Beatriz San José Muñoz, quien finalmente ha hecho posible la materialización del deseo.

Otra dificultad ha sido que José María quería una primera serie de mil unidades, las necesarias para su restaurante, y nada más. Y las fábricas están acostumbradas a producir en serie. Finalmente, el cuchillo es una realidad gracias a las manos de un artesano arriesgado, otro Jose como él, JMG.

Piezas artesanales forjadas "diente a diente, cuchillo a cuchillo"

Ni José María ni su hija Rocío han querido desvelar cuánto cuesta este cuchillo, porque aunque han patentado su diseño y hasta varios nombres, 'cuchinillo' y 'tranchete' o 'trinchete', no está pensado para comercializarlo, sino para aportar valor añadido al servicio del restaurante José María. Exactamente esas tres palabras: 'José María, Restaurante', son las que figuran en las virolas de cada pieza tratada de forma individual y forjada "diente a diente, cuchillo a cuchillo".

Esta nueva pieza se acerca a la familia de los cubiertos en forma de pala, pero con un filo en leve curvatura y discreto dentado, que tiene como fin permitir al comensal deshacer las suaves láminas de la carne del cochinillo y conjugar más fácilmente las propiedades organolépticas de este plato, disfrutando aún más de su jugosidad y su ternura.

José María no oculta su predilección por el cochinillo como manjar, al que califica como "leche hecha carne". Y después de años observando a sus comensales disfrutarlo, concluyó que "para degustar plenamente de sus delicados sabores y texturas, tan diferentes a las demás carnes, era preciso obtener un cuchillo también distinto a los de las tradicionales cuberterías". Ahora, con el 'cuchinillo' sobre la mesa, José María y Rocío se asombran del impacto que tiene en sus clientes. Porque, aseguran, "según se corte, sabe distinto".

A veces la exclusividad no se compra con dinero. Basta con que alguien con talento se la proponga y tenga la generosidad de compartirla. Para José María, el logro es que los segovianos tomen al Pago de Carraovejas como algo suyo. El verdadero lujo, la verdadera exclusividad, es poder compartir mesa con José María y su hija Rocío, hosteleros que pueden presumir de que la familia real española come de su mano, y que cuenten sus secretos con su habitual sencillez mientas disfrutan de una buena comida regada con un buen vino.