La obra forma parte del patrimonio artístico de la Diputación Provincial de Segovia que ha sido cedido al Museo y es una muestra del trabajo pictórico que el reconocido escultor segoviano desarrolló a lo largo de toda su vida artística.
La ‘pieza del mes’ es una actividad que el Museo de Segovia realiza durante todo el año con el fin de acercar al público los fondos que forman su exposición permanente, ofreciendo al visitante una explicación monográfica de piezas representativas de un periodo o manifestación artística que se seleccionan y renuevan cada mes.
Durante este mes de enero, el Museo ha seleccionado el cuadro ‘Anciano’ de Aniceto Marinas, un óleo sobre lienzo de 80 x 59,5 centímetros, cedido por la Diputación Provincial al Museo, que constituye una obra prácticamente desconocida para el público como la mayoría de las pinturas que realizó el escultor segoviano.
Esta obra, sin fechar, pero de madurez (se data en torno a 1925), de pincelada larga y suelta y con escasa materia, focaliza la atención del espectador en un anciano de mirada caída, representado en el centro, de algo más de medio cuerpo, sustentado únicamente por la atmósfera que lo rodea, sin ningún otro artificio que distraiga la atención de quien lo contempla.
El cuadro es una muestra del trabajo que Marinas llevó a cabo como pintor a lo largo de toda su vida y que dejó patente su dominio de las técnicas del óleo y del pastel.
Aniceto Marinas (Segovia 1866 – Madrid 1953)
Nacido en una modesta familia del barrio segoviano de San Millán, Aniceto Marinas era el tercero de cuatro hermanos. Sus comienzos se sitúan junto al escultor Fernando Tarragó en las obras de restauración del Alcázar segoviano, donde aprendió a trabajar la piedra. Pasó luego por la Escuela de Artes y Oficios, cuya Junta Directiva solicita en 1884 a la Diputación Provincial una pensión para el joven Marinas, dotado de una disposición natural para la escultura, gracias a la cual pudo desarrollar sus estudios en la Academia de Bellas Artes de San Fernando durante tres años.
Finalizada su formación, en Madrid le afloran los encargos, tanto oficiales como particulares (gana numerosos concursos para la erección de estatuas en diversas ciudades españolas, como las levantadas en Madrid, la estatua de Velázquez, la de Eloy Gonzalo).
Miembro de la Real Academia de San Fernando desde 1903, es por estos años cuando comienza su etapa más monumental (Sagrada Familia, Monumento a Daoíz y Velarde en Segovia, Monumento a las Cortes de Cádiz, Sagrado Corazón del Cerro de los Ángeles).
De 1921 es la famosa escultura del comunero Juan Bravo en Segovia, levantada por suscripción popular y regalada por Marinas. Aparte de la estatuaria monumental también trabajó el retrato y, en los últimos años de su vida, la imaginería religiosa (Cristo de la última palabra, la Soledad al pie de la cruz, la Piedad).





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