Miércoles, 01 de Octubre de 2025
Noticias de Segovia hoy
LocalAnálisis de la Marea Blanca sobre las Unidades de Gestión Clínica

Análisis de la Marea Blanca sobre las Unidades de Gestión Clínica

Zoquejo.com | 144 Miércoles, 30 de Octubre de 2013 Tiempo de lectura:

Este miércoles, día 30 a las 18,30 esta prevista una muy interesante reunión,abierta a todos los sanitarios,sobre las Unidades de Gestión Clinica en el ICOM de Segovia, al que queremos felicitar por organizarla. Se presentan diferentes puntos de vista, y podremos hacer preguntas, además de ver lo que nos proponen.

En marea Blanca en Segovia estamos siendo muy reticentes a este concepto de las UGC y algunos pueden pensar que no es apropiado porque, con todo lo que se está hablando, todavía sabemos muy poco de ellas. Hemos leído distintos borradores, incluido el de CyL, investigado en los distintos modelos que ya están funcionando en las distintas CCAA, y consultado a abogados. Todavía nadie sabe cómo se va a implementar en nuestra comunidad y menos aún en el resto de CCAA. El mero hecho de que cada comunidad pueda implementar distintos modelos es una multiplicación de las ya existentes distancias sanitarias entre ellas, tanto por la posibilidad de distintos tipos de relación con la empresa (salvo que nos laboralicen en todas), como por los objetivos presentes en cada una. Y ¿de qué objetivos estamos hablando? En los medios no deja de pedirse herramientas para "optimizar" el sistema o para mejorarlo, pero sobre el papel de lo que se trata es de ahorrar dinero. En ninguna parte aparecen objetivos de salud, ni objetivos de mejora asistencial. Respecto a la posibilidad de laboralización de nuestros puestos no podemos entrar a opinar, dada la información confusa e incluso contradictoria de que se dispone.

Por supuesto que Marea Banca en Segovia apoyaremos, siempre, la participación de los profesionales en la mejora del sistema, y en la gestión adecuada del mismo.

Pero pudiera ocurrir que las UGC, a pesar de su nombre, sólo fuera eso, una perversión lingüística para convencernos de la bondad del nuevo sistema, poniéndolas el apellido "clínica" para hacerlas pasar, en nuestro medio, por lo que no son.

Para poder gestionar bien hay que tener un presupuesto adecuado, medios y herramientas, los conocimientos necesarios y dedicarle el tiempo suficiente. Estamos hartos de ver que muchas empresas quiebran por una gestión inadecuada debido a la insuficiencia de cualquiera de los factores anteriores (y no estamos hablando de la crisis).

Los sanitarios, en concreto los médicos que van a gestionarlas, pero también cualquiera que participe, deben tener, para empezar, enormes conocimientos en su materia que nunca se acaba de aprender, y que es el núcleo real de su trabajo, a lo que en las últimas dos o tres décadas, sea cual sea su ámbito de trabajo -primaria/especializada/urgencias-, además, se ha ido añadiendo dominar una serie de materias cuya enumeración no se agota con la tecnología médica, la informática, las habilidades docentes, la bioética, la comunicación, los idiomas, la metodología de la investigación, la epidemiología, la genética... Ahora nos llega la exigencia de dominar los conocimientos en gestión.

Tener conocimientos para participar en la gestión de algo y poder hacer aportaciones apropiadas, o meramente entender de lo que se está hablando, es muy distinto de dominar por nosotros mismos la gestión económica integral de un servicio sanitario con toda la complejidad que conlleva (no estamos hablando de los gastos corrientes de la unidad, que también entran, sino de las pruebas diagnósticas caras que se piden, medicaciones de prescripción hospitalaria y precio astronómico -parte integral del trabajo de los médicos hospitalarios- cuyo gasto se considera propio de la unidad, y el farragoso tema del personal, en caso de que pueda llegar a haber algún margen para ello, por poner sólo ejemplos. Eso es mucho dinero anualmente, y bastantes quebraderos de cabeza.

Si las mismas personas, y en el mismo tiempo que hasta ahora tenemos para la asistencia, la docencia, la investigación, y la formación (...), vamos a tener que gestionar una empresa llamada UGC para optimizar/mejorar/ahorrar, no entendemos cómo se espera que se mantengan, o incluso mejoren, los resultados de calidad asistencial, docente e investigadora que se nos piden, además de proporcionar los beneficios de esa mejor gestión, vayan para quienes vayan éstos. Lo que parece claro es que no se va a contratar a más personal para desarrollar esas funciones.

Por otro lado, si lo que se busca es optimizar el sistema público de salud participando los profesionales, ¿cómo se puede plantear un sistema en el que, el único hecho para hacerlo atractivo, es que los clínicos tengan incentivos económicos directos, que manejan ellos mismos (supuestamente), si ahorran en gastos asistenciales directos para las personas a las que tratan (ejemplo: si piden menos de X pruebas, prescriben menos de Y recetas, inician menos de Z fármacos). Unos incentivos en dinero de esta naturaleza  suponen una perversión clara del sistema público, porque los objetivos asistenciales inherentes a nuestro trabajo corren el riesgo de desdibujarse frente a unos objetivos economicistas de cualquier empresa, o a los puramente personales de mejora económica, presentes congénitamente en cualquier persona normal, no diferente de cualquiera que nos rodea. No olvidemos que estamos hablando de una gestión económica del dinero de todos los contribuyentes/asegurados (y antes residentes en el país), y no de una empresa que hemos querido crear nosotros, o de una empresa privada en la que hemos querido entrar porque lo elegimos en inicio, sino una transformación de una empresa pública en la que elegimos entrar porque nos gustaban sus valores, y cuyos objetivos cuando empezamos no eran lucrativos sino asistenciales. Todos trabajamos para ganar dinero, pero los sistemas que elegimos son distintos. Además, el rango de incentivos de los que hablamos, en los foros en los que se comenta, puede estar en alrededor de un tercio del salario. Si ese tercio depende de lo que ahorremos en lo que gastamos en salud y cuidados para otros... ¿Quién no se pone a ahorrar, incluso el dinero asistencial? ¿Y quien ha dicho que ese tercio sea a mayores sobre el salario que ya tenemos?

Algunos modelos que hemos revisado llegan a proponer que los propios clínicos participen como promotores con su capital (sólo se necesita una inversión inicial de 3.000 €) y busquen "partners" para completar la inversión de partida (modelo de centros de salud de la Comunidad de Madrid). Como se ve, en ése y posiblemente en más modelos, dependiendo de cómo se implementen, abrimos la puerta a que otras empresas, los "partners", entren en esa gestión supuestamente "clínica" en origen y, por tanto, esperen sus propios beneficios. Pues toda gestión no estrictamente pública conlleva otra cosa distinta de una gestión "eficiente": para cualquier empresa privada lo normal es vivir de ella, o bien, generar beneficios a un grupo de accionistas. ¿Accionistas? ¡Si sólo estamos hablando de servicios clínicos y de centros de salud! Bueno, se nos ocurre la no descabellada idea de que las empresas que pueden estar interesadas incluyan las de la industria farmacéutica. Ya están participando en muchos grandes centros sanitarios financiando becas de investigación que se traducen en becarios realizando, entre otras cosas, trabajo clínico. Así que es bastante probable que andando el camino también ellas formen parte de alguna forma de la gestión de las UGC (si el SNS reduce presupuestos por la razón que sea, estas empresas farmacéuticas están bastante cerca para "ofrecer""financiación extra", a cambio, no olvidemos, de sus propios beneficios, y desde luego, por encima de los de los pacientes y de los nuestros, si los hubiere).

Resulta al menos curioso, y probablemente irritante, pensar que los responsables políticos máximos del sistema hayan decidido que ellos mismos, y los gestores previos y actuales de cualquier nivel de decisión, con sus múltiples titulaciones en gestión, o incluso con sus titulaciones dobles en medicina/enfermería y gestión, son incapaces de dar una salida adelante a una sanidad pública cuyas cifras, hasta el inicio de su destrucción con la excusa de la crisis, eran la envidia de otros sistemas sanitarios, públicos y no públicos, europeos y no europeos, pues el gasto sanitario en su conjunto era muy inferior en % del PIB, con unos resultados en salud muy buenos. Y más irritante es ver que quieran recurrir a los clínicos para realizar sustitutoriamente esa labor, únicamente con el refuerzo de algunas clases de gestión que seguramente van a paliar la carencia de formación sólida y de experiencia en esa materia. Es bien sabido que el conocimiento, en la cabeza de un clínico, no ocupa lugar, y que lo mismo valemos para un roto que para un descosido, ya que somos capaces de tomar decisiones muy difíciles en contextos inimaginables.

Pero la gestión pura y dura, y la buena gestión debe estar en las mejores manos, y por todo lo anterior, es dudoso que éstas sean las nuestras. Participar sí, claro, mucho más que ahora, pero ¿se supone que nuestra gestión es la que debe levantar el sistema? ¿O se busca otra cosa, haciéndonos pensar que nosotros somos gestores de verdad? Además, ¿van a desaparecer entonces los puestos de gestores que quedarán inútiles, y sus sueldos, cuando nosotros asumamos esa tarea? Otra pregunta: ¿alguien se da cuenta de que con esto descienden el nivel en el que está situado el "gestor enemigo"? A partir de ahora el gestor que nos limita en la prescripción, más allá de la buena praxis, si es que eso ocurre, o que nos exige más allá de lo razonable para una buena praxis, si es que eso ocurre, va a ser el jefe, un compañero, o nosotros mismos si nos toca ese puesto.

No pequemos de ilusos, ni creamos que el sistema nos quiere, realmente, como verdaderos gestores: nos quiere pasar el marrón de la responsabilidad de los resultados, económicos y asistenciales, en un contexto recesivo en presupuestos, por voluntad propia, con el que recortar aún más los sueldos y las prestaciones, y sin un verdadero poder para ejercer esa llamada "gestión clínica". Ese poder lo seguirán teniendo los verdaderos mandos, como hasta ahora, los técnicos y los políticos que seguirán tomando las decisiones, y seguirán decidiendo los presupuestos. Y otro concepto que empeora nuestra posición en el sistema es el servilismo que se crea cuando una gran parte de nuestros sueldos depende de nuestra obediencia a las restricciones que se indiquen, no a nuestro conocimiento médico/enfermero, ni a nuestro buen desempeño profesional.

Por último, también hemos leído los resultados que este mismo proceso, iniciado hace más de una década, ha ocasionado, con el correr de los años, en el país cuyo modelo también seguimos cuando se crearon los distintos sistemas de sanidad pública en Europa, que es Gran Bretaña. Y conociendo los resultados en el sistema, en los profesionales, pero sobretodo, en el modelo de asistencia y en los pacientes, nos queda claro que no queremos seguir ese camino. ¿Por qué repetirlo si ya sabemos que los resultados son un desastre? Nuestra formación científica y sanitaria nos indica que no hay que volver a invertir tiempo y esfuerzos en ese mismo ensayo (¿clínico?), y que la investigación sobre por dónde seguir para mejorar de verdad el sistema va, de verdad, con los profesionales, pero por otro camino.

Comentarios Comentar esta noticia
Comentar esta noticia

Normas de participación

Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.

Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.

La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad

Normas de Participación

Política de privacidad

Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.37

Todavía no hay comentarios

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.