Carta de Gumer: Intrigantes

Una vez más, caro Topillo, recurro a tu generoso asilo periodístico. La cosa, lo sabes bien, está que arde. Nadie sabe a ciencia cierta cuál será el final de esta película de terror e intriga que algunos ya han bautizado con el título de “Pánico en la Caja”. La lista de primeras figuras es numerosa y jueces y periodistas no paran de hacer públicas las principales nominaciones. Y el que no está en lista (suerte para él) no es nadie en este Hollywood mesetario.

Pero me pierdo, admirado colega, tambores lejanos de intrigas y de conspiraciones acercan a mis oídos nombres de personajes y personajillos que cuchichean y trasladan rumores (interesados siempre) sobre el desenlace final de esta tragicomedia. Jefes, jefecillos e, incluso, generales y ex generales participan en esta batalla despiadada por el poder de la que ya se facilitan las listas de los caídos, que son muchos y notables.

Y mientras tanto, en esta larga y humillante espera, nadie quiere darse cuenta de la magnitud del problema, que no es solo económico sino también político. De los números, especialmente rojos, el FROB, el Banco de España y la Justicia ya nos dirán algún día a cuánto le ha salido al ciudadano el kilogramo de músculo financiero. Lo político es harina de otro costal. Hay, por un lado, el capítulo de responsabilidades, del que nadie deberá irse de rositas, y por el otro, el resultante de esa sorda y sucia batalla que libran Salamanca y León por quedarse con los despojos de la Caja. De momento, pierden por goleada los primeros. El oscuro general Del Canto y su lugarteniente De la Vega mantienen un pulso a muerte, conocedores ambos de que uno de los dos tendrá que batirse en retirada. Es un duelo sucio de conspiraciones y puñaladas, porque los dos han dado ya el paso definitivo del amor al odio.

Pero, ¿quién filtra las noticias que vienen y van?. Hay muchos nombres, muchas combinaciones, muchos intereses y también alguien que busca peces en este río revuelto, que ya se me antoja eterno. Otra particularidad poco despreciable es el nulo interés de los medios de comunicación (excepto dos, que Dios sabrá porqué) por un asunto de tanta enjundia para la tierra castellanoleonesa. Con los ríos de tinta que corrieron con el tema de la fusión. Pero ya es sabido, se les acabó el amor de tanto usarlo, quizás.

(Por la transcripción, Félix Lázaro)

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