En su momento “El topillo” alertó sobre la fatídica presencia de un gafe de tomo y lomo en el entorno más próximo del presidente de la Junta, alojado para más señas en el llamado “ala oeste” del Colegio de la Asunción. Pero por lo que se ve no es el único cenizo que causa estragos en la Administración Autonómica. En otro “ala oeste”, el del edificio de la calle Rigoberto Cortejoso, sede de Fomento, no ganan últimamente para sustos.
Ya tenían lo suyo con lo de la dirección general de Carreteras, cuyo titular, el incombustible Luis Alberto Solís, y algunos de sus subordinados, no salen últimamente de los Juzgados. Pero lo que le trae ahora de cabeza al risueño consejero Antonio Silván es el legado recibido de María Jesús Ruíz,
la antigua vicepresidenta y consejera de Medio Ambiente, que salió de
la Junta para ocupar uno de los tres escaños autonómicos del Senado.
Reciente el desaguisado de la pasarela de Benavente, la consejería ha
vuelto a ser noticia por la paralización de las obras de la Cúpula de la
Energía en soriano soto de Garray. Ambas obras han estado gestionadas
por la antigua Sociedad del Medio Ambiente de Castilla y León (Somacyl),
la típica empresa pública modelo Administración B constituida en su día
por iniciativa de Ruíz.
La relación de reveses y fiascos procedentes de la antigua consejería no parece tener fin. Y ello abona la tesis sobre la existencia de un posible gafe, sospechas que recaen lógicamente en el antiguo responsable de Somacyl y actual director general de Sostenibilidad Ambiental, José Manuel Jiménez Blázquez. En Rigoberto Cortejoso se preguntan cúal será el próximo sobresalto que les espera.


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