![[Img #18649]](upload/img/periodico/img_18649.png)
En mayo de 2010, Zapatero, que dos días antes seguía obstinado
en negar el alcance de la crisis, pegó de repente un brusco volantazo para cambiar
de dirección y asumir la hoja de ruta de lo que después se ha dado llamar
el "austericidio": reducción del déficit publico a costa de recortes y mas recortes
sociales, subida de impuestos, despojo de derechos, desregulación laboral, bajada de salarios, etc. etc. Preso del pánico
ante la prima de riesgo y la espada de Damocles de una supuesta intervención, el ex
presidente renunció a su programa electoral y a las señas de identidad de su
partido, provocando una gravísima fractura con su electorado natural de la que,
un año y medio después, el PSOE sigue sin recuperarse. (Y lo que, es peor, a
tenor de las encuestas, hay serios indicios de que puede que no lo haga nunca).
Antes de desplegar la alfombra para que Rajoy
entrara con mayoría absoluta en La
Moncloa, Zapatero pactó con su sucesor esa ignominiosa reforma
exprés de la Constitución
que en parte legitima el servíl acatamiento del PP a los dictados impuestos por
Merkel y la troika. Un implacable ajuste neoliberal que además encaja como
anillo al dedo con el programa oculto de la FAES, el faro ideológico desde el que Aznar
orienta el rumbo a seguir.
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| Rajoy en su versión plasma |
Pese
a admitir los tremendos estragos
económicos y sociales causados por ese programa, Rajoy se comporta como
un
conductor kamikaze en una autopista. Sabe perfectamente que es él, y no
todos
los demás, el que va en sentido contrario. Pero se siente obligado a esa
huida hacia el abismo bajo las mismas presiones que Zapatero y
probablemente por la ejercida desde la corriente mas ideológica de su
propio partido, que ha encontrado en la crisis la coartada perfecta para ir desmontando el Estado de Bienestar y a ser posible
privatizarlo por parcelas, como está sucediendo de hecho con la Sanidad pública madrileña.
Tras
oficializarse la cifra de 6.200.000 parados, se ha alzado un clamor social y
político contra el “austericidio”. Pero Rajoy sigue decidido a circular por el carríl contrario pase lo que pase, sin importarle que el riesgo de
catástrofe social esté a la vuelta de cualquier curva. Sin embargo, no todos en el PP comparten esa estrategia suicida, que solo conduce a agudizar la recesión y ladestrucción de empleo. Determinados presidentes autonómicos no ocultan su incomodidad ante la
degradación de los servicios públicos esenciales (Sanidad, Educación,
Dependencia, Protección Social, etc.) que les toca administrar. No se sabe
cuanto de sinceridad y cuanto de impostura oportunista hay en esa
discrepancia, manifestada con toda rotundidad por Juan Vicente Herrera,
partidario ahora de combinar los ajustes con medidas de estímulo que incentiven el
crecimiento económico y la creación de empleo.
¿Es posible
desde el ámbito competencial de una comunidad autónoma aplicar medidas contra
la crisis fuera del catón neoliberal que nos está sepultando? No solo es posible,
sino que, dada la contumacia del gobierno Rajoy, empieza a ser imprescindible.
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| J.V. Herrera en el pasado congreso regional de UGT |
Lo viene haciendo, pese a todos los obstáculos, la Junta de Andalucía, con actuaciones
tan decididas como el decreto de expropiación temporal de viviendas con destino
a las familias desahuciadas, medida que por cierto no se ha atrevido a recurrir
el gobierno central ante el Tribunal Constitucional. Otro ejemplo andaluz,
boicoteado obscenamente por el ministerio de Sanidad, fue el del concurso
convocado para la compra centralizada de medicamentos, que suponía un
multimillonario ahorro en la factura farmaceútica, algo poco menos que intolerable para la ministra Mato.
Y asimismo a contracorriente del gobierno
Rajoy fue el impuesto sobre los depósitos bancarios creado en Andalucía,
Canarias y Extremadura -esta ultima gobernada por el PP- “contraprogramado” después por el Ministerio
de Hacienda, que, eso sí, tendrá que compensar a esas tres comunidades con lo
que dejen de recaudar por ese concepto.
No vamos a esperar de Juan Vicente Herrera
tamañas osadías. Pero ya que se va a elevar al alza el déficit fijado a las
comunidades autónomas para 2013, miren por donde la Junta va a disponer de
margen para llevar a la práctica esos incentivos al crecimiento económico y a
la creación de empleo que su presidente predica. Solamente con que el déficit pase
del 0,7 al 1,2 fijado en principio, Castilla y León dispondrá de un “suplemento
presupuestario” de 275 millones de euros. Y si el nuevo techo se elevara hasta
el 2 por ciento, como pide la consejera de Hacienda, esa cantidad sobrepasaría
los 700 millones de euros.
Con
esa disponibilidad de recursos a la vista
y 262.600 parados en la comunidad, ya esta perdiendo tiempo el
presidente Herrera no convocando con urgencia ese gran pacto regional
por el empleo y el crecimiento económico que le están reclamando los
sindicatos y la patronal, como debería estar haciendo ya la oposición,
que para
eso apoya incondicionalmente a la
Junta en su reivindicación de una mejor financiación
autonómica por parte del Estado. Se puede hacer otra política en esta
comunidad. Claro que se puede. Es tan sencillo como que el presidente de
la Junta pase de las palabras a
la acción. Así de sencillo y mucho me temo que así de improbable.
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