También la calidad

"Es un hecho conocido por todos los ciudadanos que cualquier promesa que el Gobierno del PP pronunciara ha significado justo lo contrario, es decir, la aplicación de medidas que reflejan su ideario amparadas bajo el pretexto de la crisis.

Vale cualquier ámbito para comprobarlo y se hace especialmente grave en los que hasta ahora han sido los pilares sobre los que se ha asentado nuestro estado de bienestar y la cohesión e igualdad social: la educación, la sanidad y los servicios sociales.

Para todos estos campos básicos, los gobernantes del Partido Popular proclamaron que sus recortes no afectarían a los fundamentos de igualdad, universalidad y calidad. Sólo se trataba, decían, de mejorar la gestión con su varita mágica.

Lo cierto es que, en este escaso año y medio de Gobierno han quedado claras sus verdaderas intenciones: con dinero se puede tener acceso a la Sanidad, a la atención a los dependientes y a estudios de calidad. Y el que no lo tenga, estará condenado a vivir sin oportunidades. Como hace medio siglo. Como añora la derecha.

Ese es el modelo educativo que se está planteando, en el que la educación pública se imparta en aulas atestadas, en las que no incentive a los alumnos menos aventajados para dejarlos simplemente en los primeros tramos del camino, creando una generación relegada a aumentar el grupo social de “personas de segunda”.

¿Qué mejora de la gestión explica un proyecto de Ley que segrega por sexos y permite a los centros discriminar alumnos? Es la misma filosofía que se aplicó en la dictadura. La misma que logramos eliminar los españoles con la llegada de la democracia.
Ese es el modelo que pretenden implantar en la Sanidad, donde los recortes han acabado con la universalidad del servicio, vinculado ahora a una cotización y por tanto, a un empleo que este Gobierno no es capaz de generar, sino todo lo contrario, con listas de parados que ya superan los seis millones de personas. Esa pérdida de derechos afecta, una vez más de forma especial, a los jóvenes españoles, que conforman más de la mitad de los desempleados y cuya atención sanitaria vuelve a recaer en la eventualidad de que sus padres tengan trabajo.

Liquidadas las patas de la universalidad y el carácter público, en este escaso tiempo  ya es patente la absoluta degradación de la calidad de los servicios, con severos incrementos en las listas de espera (con especial incidencia en especialidades como ginecología, oftalmología y pruebas diagnósticas, además de la cirugía).

La Junta, siguiendo los dictados de estas nefastas pautas colabora de forma decidida en estas políticas hacia atrás, reduciendo el personal –entre otras, casi treinta jubilaciones forzosas y sin recambio de médicos en la provincia- o incidiendo en la reducción de calidad con caóticas decisiones como la eliminación de los centros de guardia rural sin reforzar las guardias en los centros de salud, o la unificación de éstas en un centro, el de San Lorenzo, en la capital, cuyos aparcamientos y accesos, ya complicados para los residentes en la ciudad, se tornan en graves inconvenientes y dificultades para los ciudadanos de la provincia.

¿Qué mejora de la gestión explica reducir personal y aumentar copagos para luego destinar grandes cantidades a externalizar servicios para mejorar las listas de espera?

En sólo un año y medio las políticas del Partido Popular ya han atacado de lleno los principios de Universalidad, igualdad y carácter público de nuestros servicios esenciales y apuntan con claridad a sus verdaderos objetivos: degradar la calidad hasta conseguir que la próxima generación experimente un retroceso que la sitúe en los niveles de la segunda mitad del Siglo XX.

Yo no me resigno a que la crisis sirva de coartada a los que añoran un modelo que genera ciudadanos de dos categorías."


Ana Sanjosé
Secretaria de Servicios Sociales y Sanidad del PSOE