EPIRROMANCE DE LA NOCHEVIEJA 2012

En la casa de Jesús

celebramos Nochevieja.

Vamos, Angelines, vamos,

pon la mesa.

Que haya jamón extremeño,

olivillas de Baena,

tintos de muy buenas marcas

y dulces blancos de Estepa.

Al final, que el champán moje

tan deliciosas esencias

para aligerar el paso

de las coplas cantareras.

Si el dos mil doce no fue

como el personal quisiera,

que el dos mil trece nos traiga

-aunque el 13 es mala fecha-

toda suerte de venturas

y bonanzas europeas,

ya que estando como estamos,

es muy difícil la apuesta.

Con cariño te lo digo,

Jesús de mis entretelas,

no basta con ser abuelo,

ni, ay Angelines, abuela,

pues Juanito, Alex y Beli

-tres gracias ¿y cuál más bella?-

no querrán tirar del carro

sino con la cesta llena

y eso exige a la semana

tener la cartera abierta

ante el gusto de los yernos

y la actitud de la nuera,

que ni Diego ni Javier,

ni, por supuesto, Ester, ea,

se contentarán con menos

que con llenar la nevera,

ya que Dieguito, Rubén,

Marcos, Juanito y etc.

son bocas que seguirán

tirando de teta en teta.

Yo te lo advierto, Jesús;

hazte al hecho y a la idea.

Pero dejemos el cuento

de los niños. Moraleja:

los abuelos no descansan

jamás nunca en su tarea,

y eso va para mí mismo,

por mor de la descendencia

y también tengo dos nietos

y una nieta:

Alba, Héctor y Mateo,

tres estrellas.

Ahora cumple brindar juntos.

Que sea lo que Dios quiera,

y que el año dos mil trece.

al final de su carrera,

nos encuentre tan felices

como en esta Nochevieja.

Jesús, tócate  la caña,

Angelines, pon la mesa.

Por nosotros, por los hijos,

por el tiempo que nos lleva

como un caballo a la orilla

del río de la existencia.

Dejémonos de recuerdos,

emprendamos vida nueva:

La Nochevieja se vino,

la Nochevieja se va

y nosotros nos iremos…

Pongámonos a cantar.

Vamos, vamos, Alex, Javi;

vamos, vamos, Beli bella;

vamos, Ana; vamos todos,

vamos con la cena a cuestas.


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